El ministro de Finanzas irlandés, Michael Noonan, anunció ayer el endurecimiento de las medidas fiscales para abolir el método que utilizan las multinacionales para registrar sus beneficios en paraísos fiscales a través de Irlanda. Firmas como Apple, Google, Facebook, Yahoo, o farmacéuticas como Allergan, entre otras, perderán miles de millones de dólares con el cambio fiscal. El gobierno irlandés responde así a las críticas y la presión creciente de la UE y de Estados Unidos por la laxitud de las leyes fiscales de la isla. "Abolimos la posibilidad de que las empresas utilicen el doble irlandés, cambiando nuestras reglas de residencia. Todas las empresas inscritas en Irlanda deberán ser residentes fiscales en Irlanda", declaró Noonan en el parlamento.

La medida entrará en vigor el 1 de enero, aunque las compañías que ya estén registradas tendrán hasta el 2020 para hacer los ajustes necesarios. Con este generoso plazo de adaptación, el gobierno irlandés espera poder retener los puestos de trabajo, que ahora son el pulmón con el que respira la economía de la isla tras la salida de la crisis y el plan de austeridad.

El millar de empresas extranjeras suponen para Irlanda el equivalente a 160.000 empleos, o lo que es lo mismo, pagan su salario a uno de cada diez trabajadores en el país.

La decisión de Dublín se produce después de que la Comisión Europea haya abierto una investigación sobre los acuerdos firmados entre Apple y la administración fiscal irlandesa en 1991, enmendados en el 2007, que han permitido a la marca de la manzana no pagar más que un 2% de impuestos en el país, a pesar de tener allí su sede europea. El ministro, sin embargo, dejó claro que los cambios no afectarán al impuesto sobre sociedades, fijado en un 12,5%, muy por debajo del de otros socios comunitarios, que se han quejado de competencia desleal.

Los grupos que militan contra quienes usan estratagemas jurídicas para evitar pagar los impuestos que les corresponden, reaccionaron ayer con satisfacción ante los cambios. "El doble irlandés se ha convertido en un símbolo de todos los complicados esquemas para evadir el pago de impuestos por parte de las multinacionales y de los consejeros que contratan", señaló Sorley McCaughey, de la organización Christian Aid de Irlanda. "Muchos de esos esquemas implican que los países más pobres del mundo pierden millones cada años en ingresos".