"Ha sido un año de trabajar mucho y hablar poco". Con estas palabras resumió ayer el presidente de Ibercaja, Amado Franco, lo que ha supuesto el 2014 para la entidad y justificó así su silencio en los medios de comunicación en los últimos tiempos. "Preferimos hablar con hechos que con palabras", agregó. "No es momento para que la banca aparezca demasiado por la imagen que tenemos desgraciadamente. Estamos pagando justos por pecadores", apuntó el consejero delegado, José Luis Aguirre, en relación a los escándalos que han salpicado al sector financiero.

Ambos directivos participaron en el tradicional encuentro navideño con la prensa aragonesa, celebrado en el Patio de la Infanta, donde ofrecieron sendos discursos. Franco repasó los hitos del 2014, un año "complicado" que ha estado marcado por la transformación de la entidad (de caja de ahorros a fundación bancaria), la absorción jurídica y tecnológica de Caja3 (CAI), la integración bancaria europea y las segundas pruebas de resistencia aplicadas al sector por el Banco Central Europeo (BCE).

El resultado de todo lo anterior, concluyó, es que la entidad ha salido fortalecida y cerrará el año con una "buena cuenta de resultados". Destacó especialmente que Ibercaja haya pasado "con holgura" los llamados test de estrés, en los que se situó en el puesto 14 de los 130 bancos europeos analizados.

Franco recalcó asimismo que la entidad aspira a mantener el "espíritu" social que tenía como caja de ahorros, al tiempo que se mostró optimista con el futuro de la economía española. Según explicó, ya no está en duda la salida de la crisis, sino la velocidad a la que va la recuperación.

Por su parte, Aguirre agradeció a las plantillas el "esfuerzo espectacular" realizado este año y afirmó que ahora se abre una "nueva etapa" en la que espera que "el regulador nos deje dedicarnos al negocio y a crecer como cualquier otra empresa".