Algunas palabras son lo que parecen, pero otras son taimadas y están prestas a confundirnos. Enquistarse significa paralizarse, cuando nos referimos a una situación o proceso. Menos común es el verbo quistarse que, en contra de lo que dictaría la intuición, significa "hacerse querer" o "llevarse bien con los demás". Aunque se parezcan, provienen de raíces distintas.

Los mercados, precisamente, han pasado en las últimas jornadas de quistarse al enquistamiento, a la misma velocidad en que crecía el ruido de tambores de guerra entre Rusia y Ucrania por Crimea. El referéndum convocado en esta región para el domingo y los efectos en la economía europea que tendrían las posibles sanciones a Rusia preocupan a los inversores.

Por si fuera poco, en las últimas dos sesiones han vuelto a aflorar los temores a una desaceleración fuerte de la economía china, que como el Guadiana aparecen y desaparecen periódicamente. Ayer los pesimistas ganaron nuevos argumentos con el dato de producción industrial en febrero, que ha sido el peor en cinco años (8,6% de subida).

Los buenos datos conocidos en Estados Unidos (menor cifra de paro semanal en tres meses, crecimiento de las ventas minoristas) no pudieron hacer nada para levantar los ánimos del mercado. El Ibex 35, así, cayó el 1,19%, a los 9.950 puntos, con lo que perdió la cota psicológica y el soporte técnico de los 10.000 puntos. La prima de riesgo superó los 180 puntos básicos.