La volatilidad en los mercados financieros internacionales ha repuntado con fuerza en los últimos días. Visto desde aquí, estos altibajos recientes son en el fondo un síntoma claro de que la eurozona, y la Unión Europea por extensión, está lejos de haber logrado la recuperación económica. Dejando tecnicismos aparte, no es que la eurozona esté entrando en la tercera recesión, sino que más bien todavía no ha dejado atrás la gran crisis y sus efectos.

Además, todo apunta a que la forma de superarla será pasar por un prolongado periodo que oscilará entre el crecimiento débil y el puro estancamiento. A lo largo de este camino, desgraciadamente es probable que cuando se produzca un accidente económico --o los mercados lo teman-- la inestabilidad retorne.