El fin ha inspirado todo tipo de canciones. Ingenuas, como El final del verano del Duo Dinámico. O épicas, como The End de The Doors. Pero el estado en que los inversores han iniciado esta semana se asemeja más a otro tema, el dulce Kiss the world goodbye (Un beso de despedida al mundo) de Kris Kristofferson: "Nunca me arrepentí de nada, chicos / De nada de lo que hice / No tengo deudas con el diablo, chicos / Las pagué todas menos una / Y ni siquiera me arrepiento de la vida / que voy a dejar atrás / Me he cansado de buscar / algo que no podía encontrar". Una suerte de serenidad que parecía ayer haberse instalado en los mercados, a los que solo le quedan tres jornadas completas y dos medias sesiones para cerrar el año.

Como es habitual en estas fechas prefestivas, el volumen de negociación bajó causando algún bandazo en la evolución de los selectivos. Sin embargo, la falta de grandes referencias provocaron, al contrario que en las últimas semanas, una sesión más o menos tranquila: tiempo de descuento hasta que llegué el año nuevo y con él iniciar nuevas estrategias. Las bolsas, así, subieron al ritmo al que lo hizo el petróleo y bajaron cuando este cayó por los mensajes de que la OPEP podría aumentar la producción para reducir los precios del barril. El Ibex 35 cerró con un alza del 0,07%, hasta 10.371 puntos, mientras la prima de riesgo cayó hasta los 107 puntos básicos con el bono en un nuevo mínimo histórico (1,68%) gracias a los planes del BCE.