China respiró ayer aliviada después de conocer el anuncio de que la petrolera rusa Yukos, al borde de la quiebra, incrementará en 600.000 toneladas sus exportaciones de petróleo por tren con destino al gigante asiático.

"Yukos incrementará el suministro de petróleo de los 6,4 millones de toneladas actuales a 7 millones", señaló Guennadi Fadeyev, presidente de la Compañía de Ferrocarriles de Rusia. Las autoridades chinas se temían lo peor desde que la justicia rusa congeló el pasado 1 de julio los activos de Yukos, única empresa rusa que abastece a China.

ACUDIR A LOS TRIBUNALES La Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC), que recibe 420.000 toneladas mensuales de la rusa Yukos, amenazó incluso con acudir a los tribunales para exigir una compensación, en caso de que la petrolera rusa incumpliera con sus acuerdos previos.

Fadeyev vinculó el futuro incremento del suministro con la habilitación de la línea férrea Baikal-Amur para el transporte, casi en exclusiva, de petróleo, ruta que también podría ser utilizada por Transfnet, rival directo de Yukos.

El exdirector general de Yukos Simon Kukes suscribió el pasado 27 de marzo un acuerdo de cooperación para el transporte de 129.000 barriles de crudo diarios a China con las autoridades ferroviarias rusas. Al parecer, la petrolera rusa se comprometió a suministrar 6,4 millones de toneladas de petróleo a China durante este año, 8,5 en el 2005 y 15 en el 2006.

La caída en desgracia de Yukos, que ha provocado una nueva escalada mundial de los precios del petróleo, también ha echado por tierra las esperanzas de que Rusia se decida por la construcción de un oleoducto de 2.400 kilómetros entre el yacimiento de Angarsk, en Siberia central, y el cinturón industrial del noreste chino. El suministro de crudo entre el yacimiento siberiano y la ciudad de Daqing ya es una cuestión de Estado para Pekín.

UNA OFERTA ALTERNATIVA Mientras Yukos era la principal valedora de la opción china, su mayor rival, Transfnet, se ha mostrado partidaria del trazado entre Angarsk y el puerto pacífico de Najodka, conocida como la alternativa japonesa. Después de cerca de una década de negociaciones entre Pekín y Moscú, Japón ofreció a principios de este año un aluvión de inversiones en el lejano oriente ruso, a cambio de la construcción de un oleoducto de cerca de 3.800 kilómetros, que también podría abastecer otro mercado, el de Corea del Sur.

Debido al revés que supondría para la economía china y para las relaciones bilaterales el triunfo de la alternativa japonesa, el Kremlin estudia otras posibilidades de cooperación con China en este terreno.

Entre otras opciones, Pekín estudia recibir el petróleo ruso a través de un ramal que conectaría Angarsk con el oleoducto de 3.000 kilómetros que China y Kazajistán ya han comenzado a construir y que tiene como destino la región noroccidental de Xinjiang.