L a división por bloques da una ligera ventaja a la izquierda, dentro de una España enormemente dividida, no solo ideológicamente, sino también por territorios: en la España del interior vence la derecha y en la periferia la izquierda. Lo que son las cosas: el porcentaje de votos del PSOE en el 2019 es el mismo que el obtenido en 2011 (28,7% y 28,8%). Entonces se impuso el PP por mayoría absoluta y ahora, con el mismo resultado, se queda en la oposición como fruto de la ruptura del centro derecha en tres marcas.

Sin apenas tiempo para digerir estos resultados, entramos en harina con un nuevo proceso electoral de representantes al Parlamento Europeo, ayuntamientos y algunas comunidades autónomas el próximo 26 de mayo. Una fecha que para algunos deberá ser la de la revancha y para otros la que confirme y avalen al futuro gobierno de izquierdas.

No tenemos antecedentes de la decantación electoral en dos procesos tan seguidos, aunque podemos intuir a la luz de datos y realidades vividas, que las marcas ganadoras, en este caso el PSOE y Cs están al alza y pueden arrastrar voto frente a un PP en horas bajas y sin credibilidad, a pesar de su autoenmienda en veinticuatro horas, y un Podemos desangrado por las batallas internas.

Por otro lado, las elecciones municipales tienen un componente de evaluación de gestión, cercanía y atención al ciudadano, que las siglas escasamente neutralizan en los pueblos y pequeñas ciudades. Esa corrección junto al menor efecto de la Ley D’hont las convierten en un proceso enormemente democrático y representativo.

La izquierda se encuentra en esta Comunidad Autónoma con retos complicados:

Primero: porque los resultados en votos de la derecha, 52%, son los mejores de los últimos 10 años, y la derechización del voto en las grandes ciudades, sobre todo en Zaragoza, puede conllevar un giro copernicano en la casa consistorial.

Segundo: por la división del voto en cuatro candidaturas, con la posibilidad de que alguna de ellas no llegue a la barrera del 5% en las municipales o al 3% en las autonómicas y ese voto engrose la bolsa de sus rivales.

Tercero: porque puede ganar el PSOE, pero no gobernar, y la derecha sume para hacerlo con un pacto a la andaluza, tanto en las ciudades como en la comunidad autónoma.

Cuarto: si Cs supera en votos y representación al PP, querrá liderar el bloque y generar mayorías allí donde puedan para desalojar a la izquierda, por lo tanto aquellos que acarician una alianza con intercambio de cromos entre la plaza del Pilar y el Pignatelli, pueden quedarse con un palmo de narices.

Quinto: la imagen de cuatro años de gobiernos sin acuerdos programáticos claros, sin alianzas para con proyectos de futuro, sin tranquilidad y respeto institucional tanto dentro del Ayuntamiento de Zaragoza como de este con el Gobierno autonómico y viceversa, no es la mejor tarjeta para pedir el voto.

Y por otro lado los casi 450.000 ciudadanos que votamos el pasado 28-A en Zaragoza capital, vemos cómo seguimos viviendo con los efectos de la Expo 2008. Han sido cuatro años perdidos, planos, sin ilusión, sin gobierno, sin dirección política, zarandeados además por los intereses de un gobierno regional que nos ve como contribuyentes más que residentes en una ciudad cada día más alejada de otras de nuestras características y nivel como Bilbao, Valladolid, Valencia, Sevilla o Coruña.

Gobierne quien gobierne, debemos pedirles que se armonicen los intereses y proyectos del territorio con los de las ciudades, que deje de utilizarse nuestros pueblos para, desde el clientelismo, conformar mayorías orgánicas olvidando las necesidades de miles de ciudadanos que viviendo en las ciudades son el germen del futuro, tanto por su capacidad competitiva como por el potencial intelectual y de talento que las ciudades acumulan.

Además de las propuestas y programas, sin soporte presupuestario la mayoría de las veces, sería conveniente reflexionar sobre lo hecho, lo no conseguido, lo que se cayó por falta de apoyos, y hasta de los intereses de familias influyentes o grupos de presión, reflejados en propuesta o proyectos para nuestra ciudad. Sería una buena guía para orientar el voto en este maremágnum de información contradictoria, donde solo los iniciados pueden excavar la verdad.