No hay duda de que Internet y las tecnologías digitales han cambiado por completo nuestro estilo de vida, y no solo el modo en el que nos comunicamos, también nuestra forma de trabajar en las oficinas y en la industria. En la última década, se han producido nuevos avances que han traspasado las fronteras de los laboratorios y que son ya una realidad en muchas empresas.

La llegada de robots a las factorías, las aplicaciones de realidad virtual y aumentada para formar a los trabajadores, los sistemas de gestión en la nube o el uso de la impresión 3D o de simuladores para ver cómo va a quedar determinado producto y experimentar con él, son algunas de las tecnologías de la industria 4.0, lo que ya se conoce como la Cuarta Revolución Industrial.

«La industria 4.0 es un concepto que hace referencia a la cada vez mayor digitalización de los procesos de fabricación en las empresas industriales», explica el ingeniero e investigador del Itainnova, Alfredo Gómez. El Itainnova es el insituto de innovación del Gobierno de Aragón, un centro de referencia en el desarrollo de proyectos de la industria 4.0 y su aplicación en Aragón.

En la comunidad existen algunas empresas que ya han comenzado a utilizar las tecnologías de la Industria 4.0 para mejorar sus procesos productivos con el apoyo y la colaboración del Itainnova. «Estos proyectos se basan, sobre todo, en la incorporación de sensores y la interconexión de las máquinas, es decir, medirlo todo y llevar esos datos a internet, y también en el uso de autómatas (robots) para realizar algunas tareas, lo que permite más flexibilidad y eficiencia en la fabricación», describe Gómez.

Un ejemplo es el de la empresa aragonesa de transporte y distribución de mercancías Sesé, que ha comenzado a utilizar drones (aeronaves no tripuladas) para hacer los inventarios de sus almacene. En Ejea de Los Caballeros, la empresa Nodoled 4.0 ha desarrollado un sistema de luminarias inteligentes con tecnología LED capaces de recabar todo tipo de datos y transmitirlos en tiempo real.

También en sectores como la construcción se han comenzado a robotizar algunas máquinas para sacar a los trabajadores de las zonas de peligro de una obra y reducir así los accidentes laborales. Es el caso de la empresa Autodumper, que ha desarrollado un tipo de vehículo autónomo (sin operario) para realizar tareas de desescombro durante la construcción de túneles.

El ingeniero Alfredo Gómez explica que existen muchas empresas en Aragón que utilizan robots industriales. «El caso más claro es el de la fabricación de automóviles, donde los robots realizan ya gran cantidad de operaciones», asegura.

Además, en algunos casos se pueden encontrar ya robots trabajando junto a personas. Se trata de un nuevo tipo de robots denominados robots colaborativo o cobots. Estos cobots suelen estar protegidos por vallas de seguridad y «se utilizan en cualquier empresa que tenga operaciones de montaje, pero que siguen necesitando a una persona para preparar o completar el trabajo automatizado del robots», señala el especialista.

El desarrollo de la industria 4.0 se encuentra todavía en sus inicios y se desconoce cómo podría a llegar a cambiar el trabajo que se realiza en las empresas y las fábricas. «La tecnología se está desarrollando a toda máquina y quizá haya una nueva revolución en unos años gracias a sobre todo a la inteligencia artificial», avanza Gómez.

Con ello, el investigador cree que las fábricas del futuro estarán muy automatizadas, «todos los procesos estarán sincronizados y toda la información se manejará digitalmente. El papel desaparecerá de las fábricas, y todo se medirá y controlará de manera remota».

Autómatas y trabajadores

Pero el uso de autómatas y otras tecnologías en el trabajo plantea algunos dilemas, como hasta qué punto desaparecerán empleos y serán sustituidos por procesos automatizados. Como consecuencia de este impacto sobre el trabajo, también surgirán otros dilemas relacionados con el reparto de la riqueza en la sociedad, el pago de impuestos por parte de los robots o incluso cuestiones éticas relacionadas con el uso de la inteligencia artificial.

Sobre la posibilidad de que los robots sustituyan completamente a los trabajadores en las fábricas, el ingeniero asegura que puede que determinados puestos de trabajo desaparezcan pero al mismo tiempo se generarán otros nuevos de mayor cualificación, porque «las personas seguirán siendo necesarias para programas esos robots, definir los flujos de materiales en la fábrica, diseñar los productos, probarlos, etc.».

Eso hará aumentar la demanda de nuevos perfiles profesionales cada vez más especializados en las tecnologías de programación, en comunicaciones o en inteligencia artificial. Pero también de «perfiles con una orientación más creativa para las labores de diseño, de gestión de personas, de dirección en general, que sean capaces de sacar todo el partido de las tecnologías disponibles». Todo ello, según el especialista, sin olvidar los perfiles humanistas, ya que también se necesitarán profesionales para el trato con las personas y los trabajadores que van a tener que adaptarse a esta nueva situación».