Calamocha acogió el pasado sábado 19 de enero la Jornada Participación de la comunidad educativa en el medio rural. A la misma asistieron el presidente de la comunidad, Javier Lambán, y la consejera de Educación, Cultura y Deporte, Mayte Pérez, entre otras autoridades, además de docentes y familias de todo Aragón.

La mañana comenzó con un original espectáculo a cargo de la compañía Bengala y espectáculos, en el que se intentó plasmar mediante palabras, música, gestos y movimientos, la ilusión, la magia, la inclusión, la innovación y la cercanía como notas que definen el espíritu de la escuela rural.

A lo largo de la mañana, los ponentes que participaron en la mesa de diálogo -Víctor Juan, Marta Gimeno y Salvador Berlanga- pusieron de relieve que la escuela rural es una prolongación de la vida, una comunidad de aprendizaje que contribuye a evitar la emigración de familias jóvenes y a fijar población en muchos municipios, colaborando así en el equilibrio territorial. Asimismo, transmitieron la idea de que es un espacio donde todos aprenden de todos, donde las familias tienen un especial protagonismo y donde no caben idearios excluyentes, sino que, más bien al contrario, se da cabida a una diversidad enriquecedora en muchos aspectos. La interacción con el entorno, la conciliación de la vida familiar y laboral, la implicación de las familias y la formación laboral en la empresa son algunas de las señas de identidad que definen a la escuela rural, tal como se mostró en los videos que se proyectaron.

A continuación tuvo lugar un espacio de debate, donde se compartieron puntos de vista muy valiosos sobre la importancia de las escuelas en los núcleos de población más pequeños, la relación entre el entorno social y la propia escuela, la colaboración y el compromiso del alumnado, las potencialidades de la formación profesional dual y la presencia global de la escuela en la sociedad.

Además, se destacó que el medio rural es un lugar donde la innovación educativa ha tenido un gran protagonismo. Así lo demuestra el hecho de que muchos de los proyectos más innovadores de los últimos años están ligados a la escuela rural; a su profesorado, a su alumnado y a sus familias.

Entre las conclusiones a las que se llegó al final de la jornada, cabría destacar la idea de que la escuela rural es fundamental para el desarrollo de las localidades en las que está presente y que entre todos -administración, familias, profesorado, agentes sociales- tienen el deber de cuidarla y de mejorarla para que siga cumpliendo una función que, como se comprobó a lo largo de toda la jornada, es indispensable para la sociedad.