El zaragozano Alberto Gascón se incorporará el 1 de diciembre al Instituto Cervantes de Salvador de Bahía como director con ilusión y determinación ante los desafíos que se le presentan.

--¿Cuál va a ser su labor en Salvador de Bahía?

--La que es la misión del Cervantes, promover la cultura española, difundir todas sus expresiones culturales, favorecer su industria cultural y, por supuesto, la enseñanza y la promoción del español, que está en el corazón del Cervantes

--Brasil es el país del mundo que más centros del Instituto Cervantes tiene pero ¿qué situación se va a encontrar allí?

--Brasil es ahora mismo un desafío geográfico y de especial relevancia. Junto a Estados Unidos y el Magreb es una de las zonas geográficas de máximo interés para el Cervantes por el potencial que tiene del desarrollo del español. Estamos hablando de un país de más de 200 millones de habitantes en el que ya está normalizado el español en las escuelas, está integrado y, por lo tanto, ahí hay una vía de formación de profesores amplísima. El Cervantes viene trabajando en ese campo desde hace años y es una vía de ingresos importantísima y de promoción del español y en Brasil hay mucho que hacer. También hay mucho que hacer al nivel de la acreditación de centros privados o públicos que llevan a cabo la enseñanza del español y que puedan tener el seguimiento, asesoramiento y sello de calidad del Cervantes que sigue conservando esa marca de calidad y prestigio. Al fin y al cabo, los diplomas del Cervantes son los únicos oficiales del español del mundo.

--¿La cultura española tiene tirón en el mundo?

--Es uno de los puntales de la marca España, una de las avanzadillas y de las pocas cosas que se conservan y tiene prestigio a nivel internacional. España tiene artistas internacionales de primer nivel por no hablar de todos los que ha habido en los últimos siglos. Desde el Siglo de Oro hasta hoy España no ha dejado de producir talento cultural en todas sus expresiones. Y conserva ese tirón cultural con una gran presencia internacional.

--¿Es precisamente en la cultura donde se sustenta buena parte de la estructura del Cervantes, no?

--Efectivamente. La estructura se basa en el idioma y la cultura y en un tercer valor que se recoge en esos dos campos, la diversidad. El Cervantes promueve la difusión del español pero también de las lenguas cooficiales y España tiene la fortuna de ser un país de una variedad de expresiones culturales riquísima. Aunque también digo que es complicado y a veces genera cierta controversia y polémica ver qué es la cultura española. Hablamos de un país muy diverso y definir en pocas actividades una representatividad general de una cultura como la española es muy complicado y provoca ciertas tensiones. Pero se está haciendo un esfuerzo en la buena dirección a la hora de mostrar las diferentes expresiones culturales aunque, afortunadamente, es inalcanzable el cubrir todo el espectro cultural español.

--La parte negativa y uno de sus grandes desafíos sera combatir el escaso presupuesto...

--En apenas dos años, la aportación del Estado al Cervantes ha bajado casi un 50% y eso sin cerrar ni un solo centro, sin causar bajas y despidos... Toda esa caída de inversión manteniendo la estructura del Cervantes, lógicamente donde más se ha notado es en la organización de actividades culturales. El descenso de las mismas y de su envergadura es evidente pero no ha habido otra fórmula que recortar de esas actividades para subsistir. Hay que imaginar otras vías de financiación para llegar a estas actividades y el Cervantes está en ello. Ha ampliado muchísimo el espectro de productos con los que autofinanciarse, los diplomas, el aula virtual de español, los certificados de nivel, de la acreditación de centros, es decir, se encuentra en un proceso de reorganización interna y de actualización del modelo hacia uno mucho más sostenible en el que la autofinanciación prime sobre la financiación del Estado y en el que sea capaz de generar sus propios recursos.

--Ahora que la marca España ha sufrido tantos reveses, ¿es el momento de apoyarse en el Cervantes para recuperar el prestigio perdido?

--Ahora mismo, la marca España ha sido muy criticada en muchos aspectos pero yo creo que, en ese sentido, el Cervantes si no está en vanguardia, está en la punta de lanza de esta marca porque, al fin y al cabo, traslada una de las cosas incontestables como es el valor de la cultura española, el potencial de su lengua, su capacidad de crecimiento y de erigirse como una lengua de comunicación a medio o largo plazo al nivel del ingles. En ese sentido, el Cervantes está haciendo una gran labor de marca España para suplir las carencias que sufre por otro lado nuestro país de cara al exterior.

--Un aragonés como director de una máxima institución cultural en Salvador de Bahía, ¿ayudará a promocionar la cultura aragonesa?

--Todo depende del contexto. Hay que entender que estamos en Brasil, que se tiene una idea aproximada de España en general llena de tópicos y el Cervantes en ese sentido tiene que ser capaz de revertir esos estereotipos, reconstruirlos y a la vez dar la oportunidad al pueblo brasileño de conocer un mapa más amplio y generoso de toda esa diversidad que se esconde detrás de España. A partir de ahí, creo que Aragón no solo tiene tradición cultural sino que tiene exponentes actualmente en todos los campos. Estamos hablando de agentes culturales de primer nivel y por qué no decirlo también de promotores culturales porque también a la gente que está detrás de la escena cultural aragonesa hay que echarles un cable y yo creo que por esa vía puede ser también la colaboración que se pueden abrir desde Salvador de Bahía.