Una selección de obras de 25 artistas que pasaron por la Galería Miguel Marcos (calle Ciprés) a lo largo del cuarto de siglo que ahora cumple, se muestra desde ayer hasta el 25 de noviembre en el Palacio de Sástago de la Diputación de Zaragoza (DPZ), edificio que a su vez lleva 20 años funcionando como espacio para la cultura. A la coincidencia de efemérides se añade que Miguel Marcos ha sido el promotor de algunas de las más brillantes exposiciones organizadas por la DPZ, tanto en el citado palacio como en Veruela o en Fuendetodos.

El presidente de la DPZ, Javier Lambán, destacó a Miguel Marcos como "uno de los galeristas más importantes de España, el mejor coleccionista de pintura española contemporánea en Zaragoza y un importante difusor pedagógico del arte". Las obras de arte de esta exposición proceden de la colección particular del galerista, y muestran el compromiso de Marcos con su generación de la década de los 80, llamada del entusiasmo por los teóricos.

Como se explica en el catálogo, "fue la generación que se dejó atrás la hegemonía informal y en alguna medida, los planteamientos conceptuales que entraron en franca hibernación".

LAS TENDENCIAS

Fernando Castro Flórez, catedrático de Estética en la Autónoma de Madrid, crítico de arte y comisario de la exposición, señaló ayer que ésta tiene un doble foco: "La nueva figuración madrileña con Luis Gordillo a la cabeza y el malogrado Carlos Alcolea como segundo espada, con Chema Cobo, Carlos Franco y Manolo Quejido, entre otros". El segundo foco está representado por el grupo de pintores de la revista Trama "los seguidores de las tendencias pintura-pintura y la francesa superficie soporte, como Grau y Broto".

La exposición cuenta además con obras de Aguirre, Albacete, Arranz Bravo, Barceló, Bartolozzi, Brossa, Campano, Franco, García Sevilla, Lamas, Lamazares, Mira, Navarro Baldeweg, Patiño, Roig, Serrano, Sicilia, Uslé e Yturralde. Castro Flórez afirmó que "en una época en la que se proclama el final de la historia, de la incredulidad ante los metarrelatos y cuando se desmoronan las certezas de la vanguardia" surge esta generación en la que "los pintores eran más irónicos, más líricos, más conceptuales, interesados no sólo por pintar en grandes formatos sino por dar cuenta de nuevos tipos de subjetividad, aunque fuese fruto de la accidentalidad".

El comisario agregó:"Nos pusimos de acuerdo en cuestiones de pertinencia histórica; no reivindicar a los artistas por lo que fueron, sino por lo que significan hoy. Miguel Marcos es un galerista del tiempo presente", para concluir que "en la época que viene tras la gran demolición no opta por el pesimismo, sino por el entusiasmo".

INCOMPRENSION

Miguel Marcos destacó que la labor de las galerías consiste en "enlazar el hecho creativo con el mercado" y "separar el trigo de la paja". "El galerista, --dijo--, arriesga su vida en una forma de ver que mañana será historia".

Este experto que apostó desde el primer momento por artistas luego consagrados como Broto o Víctor Mira de quien logró que el Museo Reina Sofía acogiera una obra, se mostró descontento con las instituciones públicas en general, al señalar que "no han valorado lo que significa una galería para el arte y compran directamente en los talleres".

Miguel Marcos afirmó que Zaragoza no podrá tener un lugar en el arte contemporáneo mientras no exista una estructura general de apoyo a las galerías y, con respecto al coleccionismo institucional y privado agregó que "el arte contemporáneo no les entra en la cabeza".