LUGAR DE NACIMIENTO SANTIAGO DE CHILE

EDAD 32 AÑOS

PROFESION CINEASTA

FILMOGRAFIA ´TESIS´, ´ABRE LOS OJOS´, ´LOS OTROS´

FUTURO EL DIRECTOR CHILENO SE APARTA DEL ´THRILLER´ CON ´MAR ADENTRO´, UN DRAMA SELECCIONADO PARA LA COMPETICION DEL FESTIVAL DE VENECIA Y QUE SE ESTRENARA EN ESPAÑA EL PROXIMO 3 DE SEPTIEMBRE

Empieza el rodillo promocional para Alejandro Amenábar. La inclusión ayer de Mar adentro en la competición de la Mostra de Venecia ha adelantado el torbellino de explicaciones sobre su nueva película, la compleja y emotiva historia de Ramón Sampedro, el tetrapléjico gallego que luchó por morir con dignidad. Amenábar expuso para EL PERIODICO sus sensaciones ante el viaje que está a punto de emprender la cinta, que en España se estrena el 3 de septiembre.

--¿Hay que felicitarle por la inclusión de Mar adentro en la Mostra de Venecia?

--Estoy muy contento, pero a la vez muy relajado porque los festivales son lo que son y los premios son lo que son. Está muy bien si te llevas uno, pero si no te lo dan, pues no pasa nada.

--Hace un par de días se supo también que una distribuidora de EEUU ha comprado por un buen dinero la película para estrenarla antes de que acabe el año, es decir, para que pueda entrar en la carrera al Oscar del 2005. Una exigencia suya. ¿Hay ambición de estatuilla?

--Hemos intentado lograr una distribuidora que garantizara que se iba a implicar lo suficiente en la promoción de la película. Eso incluye también la promoción para los Oscar.

--¿Qué se dice a su alrededor de la película?

--Ha gustado. Es lo que más valoro ahora mismo. Hay mucha pasión y unanimidad. Cuando sacas una película sabes que hay gente a la que no le va a gustar, o que la va a odiar, o te va a odiar a tí personalmente y te escupiría a la cara, pero con Mar adentro percibo mucho cariño. Sí, estoy contento. Confío mucho en esta película.

--¿Hay algún aspecto del que esté particularmente satisfecho?

--El cine, como experiencia, es un viaje y en esta película más que ninguna. Un viaje a muchos sitios y a muchas cosas, y procuro que el viaje sea lo más estimulante posible. Pero, en concreto, creo que se habla mucho de los actores y de las interpretaciones, que es un aspecto en el que puse especial cuidado. Arriesgamos en el cásting. No en el caso de todos, pero sí, por ejemplo, en el de Belén Rueda. Y la gente está valorando esas interpretaciones.

--Mar adentro le aleja del thriller.

--Me he tenido que desprender de todo lo que podía oler a Hitchcock. De hecho, la primera secuencia, que empieza por una ventana, recorre la librería, pasa por un tocadiscos y sale por otra ventana, significa mi carpetazo al universo Hitchcock. Decía: ´a partir de aquí empieza otra etapa más luminosa; voy a hacer una película distinta a lo que la gente espera de mí´. Pero eso no significa que no vaya a volver al suspense.

--Antes, lo difícil era adivinar el final. Aquí, en cambio, todos sabemos cómo acaba la historia de Ramón Sampedro. Toda una paradoja.

--Lo bueno de contar una historia que todo el mundo conoce es que te libera de pensar en cómo sorprender al público. Pero creo la película tiene una vuelta de tuerca algo contradictoria con una historia como ésta, que gira alrededor de la muerte. Y es que se persigue, y al final se plasma, un canto a la vida y un homenaje a los que nos quedamos, a los que seguimos viviendo.

--¿Le ha llevado esta historia a pensar mucho en la muerte?

--Inevitablemente. Pero, bueno, siempre digo que no vivo obsesionado con la muerte. Ni me paso el día leyendo tratados sobre el tema. Simplemente, es algo que pienso de vez en cuando en la cama antes de dormirme. Lo que sí es cierto es que Ramón tenía una visión muy clara de la muerte que a Bardem y a mí nos ha ayudado y espero que también a mucha gente. Un mensaje que entiende esto como parte de un proceso natural.

--O sea, que no le angustia.

--No. Me angustia lo justo. He aprendido a darle importancia a lo que hay aquí. Lo centro en lo que decía Ramón Sampedro: ´Mi Dios es mi conciencia´.

--¿Qué tal su relación con Bardem? Rodaban juntos por vez primera.

--Nos hemos entendido muy bien. El se sometía al sacrificio de una sesión diaria de maquillaje de cinco horas y media, así que mi objetivo era que estuviera lo más tranquilo posible y disfrutara con el personaje.