Las cuerdas de la guitarra no sonaron ayer en el último adiós a Paco de Lucía, dado en su localidad natal, en Algeciras. Su silencio solo se rompió cuando Remedios Amaya cantó que estaban llorando por la muerte de su maestro, el que, como ha dicho John Mclaughlin, hizo del flamenco "un lenguaje global".

Los cantaores Rubio de Pruna y Remedios Amaya fueron los únicos de los muchos artistas flamencos que se congregaron en Algeciras para despedir a Paco de Lucía que se atrevieron a romper el silencio del duelo y la tristeza, además de los aplausos, jaleos y gritos de admiración y cariño de los vecinos de la ciudad natal del guitarrista.

Los cantes pusieron el broche final al funeral celebrado en la iglesia de la patrona de Algeciras, de la que Paco de Lucía era devoto. El féretro llegó a hombros a las 13.00 horas a hombros de familiares y amigos --Vicente Amigo, Farruquito, su hermano Farru, Tomatito, el percusionista brasileño Rubem Dantas o David de Jacoba, rotos por el dolor-- a la iglesia, que estaba abarrotada de gente que lo ha recibido entre aplausos y vítores.

Los párrocos que oficiaron la ceremonia dijeron sentirse "entre dos aguas", como uno de las obras más célebres de Paco De Lucía. El escritor Juan José Téllez, el músico John McLaughlin fueron los que tomaron la palabra. Otros, como Massiel, Cristina Hoyos, Fosforito, Estrella Morente, Manuel Chaves o Susana Díaz, escucharon, lo mismo que los miles de vecinos de Algeciras, en silencio, con lágrimas en los ojos y en el corazón.