Magüi Mira y Ana Wagener representan La anarquista desde hoy (21 horas) hasta el domingo. Mira interpreta a una terrorista y Wagener tiene que evaluar su redención.

--¿Es su cercanía a la actualidad el principal atractivo de La anarquista?--Enciendes la televisión o abres un periódico y están ahí temas tan universales como la libertad, el poder, la sumisión y la gente por eso se engancha a la función desde el minuto uno. Y una de las cosas más grandes que tiene esta función es que Mamet no juzga, simplemente te pone delante una situación para que tú seas el que juzgues. Eso es lo que a la gente le remueve la conciencia y le engancha.

--¿Es más difícil para una actriz abstraerse de su condición para construir un personaje que no da lecciones morales?--Yo tengo el mandamiento de no juzgar porque creo que todos tenemos de todos y el que diga lo contrario, miente. Nada es lo que parece, sobre todo en Mamet, donde todo tiene una cara oculta, las contradicciones están servidas. En este caso, Ann es una mujer que es una funcionaria de prisiones que es psicóloga, que es víctima de un sistema que quiere seguir defendiendo pero que perfectamente sabe que está tan corrupto como cualquier otra cosa que la rodea.--En la obra, la presa es la que es, en realidad más libre, y la carcelaria la menos... ¿Es un juego con el que autor quiere llamar la atención?--La libertad es un estado mental, una persona puede sentirse aprisionada en el mundo aunque pase por la calle andando y otra persona encerrada puede sentirse libre. Ann es un ejemplo de una persona que es prisionera de lo que representa, del rol que le ha sido concedido y de intentar defender un sistema en el que ella no cree en el fondo. Es una mujer que no se permite sacar la mujer que lleva dentro, la tiene reprimida y oculta. En cambio, Cathy es una prisionera pero todo lo que tiene dentro, lo disfruta y lo saca fuera con una sencillez tremenda.--Son dos actrices, dos sillas y una mesa. Nada más en escena. Es una obra muy exigente...--Es una responsabilidad, tienes que estar ahí hasta el final con Magüi y con tu palabra y las ideas que se representan y tienes que comunicar. La responsabilidad como actriz es tremenda.

--En la obra, la presa es la que es, en realidad más libre, y la carcelaria la menos... ¿Es un juego con el que autor quiere llamar la atención?

--Son dos actrices, dos sillas y una mesa. Nada más en escena. Es una obra muy exigente...

--A pesar de la subida del IVA, el público ha respondido muy bien llenando teatros con esta función. ¿Es una sorpresa?--Ellos nos aplauden a nosotros, pero sinceramente yo les aplaudo a ellos todos los días. La cultura no es un lujo, es un derecho del ciudadano y hacer lo que han hecho con el 21%... no sé cómo llamarlo. ¿Venganza porque nos tienen mucha manía? Que aún así haya alguien que pase por una taquilla en lugar de comprarse una hamburguesa, a mí me emociona profundamente.

--Ha sido nominada al Premio de la Unión de Actores por su papel, ¿siente que es un refrendo?