«He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por los smartphones», escribe la rapera, novelista y poeta Kate Tempest (1985) en su libro Mantente firme, en una reinterpretación del clásico inicio de Aullido, de Allen Ginsberg: «He visto las mejores gentes de mi generación destruidas por la locura». Viene esto a cuento, más que por los smartphones (que también), por la relación de los escritores de la generación beat con el jazz, concretamente con el bebop, y por extensión con los hipsters, que según Norman Mailer compartían con los beats una ética de disposición existencial. El sábado, en la Multiusos, no vimos a los llamados nuevos hipsters (nunca he entendido la relación con los clásicos) en el concierto del saxofonista Charles Macpherson, un grandísimo epígono bebop. Sí estaba en la sala el rapero Kase. O, siempre atento a todas las músicas que se cruzan en su camino.

Macpherson, 79 gozosos años en plenitud de facultades, estuvo acompañado por tres instrumentistas de altura: el excelente pianista californiano Bruce Barth, de toque tan ligero como profundo, quien ha grabado una docena de discos en solitario y forma parte, no se lo pierdan, del Gratiful Dead Project; el imaginativo contrabajista inglés Mark Hodgson, y el baterista irlandés afincado en España Stephen Kedogh, dignísimo discípulo del gran Art Blakey. Con esa trinidad de singular trino armó Macpherson un concierto brillante, clásico y moderno a la vez, dando juego a sus acompañantes y soplando él cuando debía de hacerlo, aprovechando las partes de sus músicos para descansar pero no para escaquearse. Teniendo en cuenta, además, la calidad de los instrumentistas se imponía dejar que exploraran.

Soplo de lujo el deMacpherson: poderoso, fluido y expresivo. Alumno aventajado del tremendo Charlie Parker, nuestro hombre traspasa, sin abdicar de ellos, los patrones del bebop creando un envolvente universo sonoro de gran pulso y personalidad. Abrió el concierto con Marionette, una composición propia, y lo cerró con un bis arrebatador homenajeando a Charles Mingus, en cuya banda tocó desde 1961 a 1972. Y en medio de esas dos piezas, un esplendoroso paseo por Nature Boy, que Nat King Cole cantó en 1948; una emocionante What Is This Thing Love, de Cole Porter; la bluesy, también de cosecha propia, Song Of The Sphinx; Cherokee, firmada por Ray Noble en 1938, que ha sido grabada por un buen número de músicos, desde Charlie Parker a (recientemente) Kamasi Washington; Jampin Jack y A Tear & A Smile; Tenor Madness, de Sonny Rolling, a quien Charles Macpherson se encuentra cercano estilísticamente, y All The Things You Are, compuesta en 1939 para el musical Very Warm for May. Vibrante noche, o sea, en la que callaron los smartphones y habló alto y claro el saxophone de Charles.