Este año se han cumplido cincuenta años desde que el mayo del 68 convulsionara la escena política de todo el globo y el fotógrafo argentino nacionalizado español Marcelo Brodsky, «siempre estuvo particularmente interesado en ello». Brodsky vino a España en los 70 huyendo del golpe militar en su país de origen y aquí decidió estudiar economía y fotografía. Desde entonces ha expuesto en multitud de espacios, aunque ayer aseguró antes de la inauguración de la exposición que «es la primera vez que llego a una ciudad y veo mi obra colgada en las farolas», refiriéndose a la publicidad sobre esta muestra. 1968. El fuego de las ideas, es la segunda de las exposiciones que el festival PHotoEspaña trae en esta edición a Zaragoza. La obra de Brodsky estará visible hasta el 12 de agosto en el Centro de Historias de la ciudad.

artistas implicados / «Además de tratarse de grandísimos fotógrafos, también son activistas, porque muestran la realidad de una forma no equidistante. Han elegido bando», comentó ayer antes de la apertura de la exposición Fernando Rivarés, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza, refiriéndose al propio Brodsky y a Prat, que también abrió ayer su exposición.

El conjunto de imágenes que conforman esta exhibición repasan lo que fue y lo que ocurrió en aquel mes primaveral de finales de los 60 y no solo en París o Europa. «Los jóvenes se sacaron de encima a esos dirigentes casposos que reinaron, y aún reinan Europa y el mundo, porque mi trabajo no está centrado solo en el viejo continente. Hay muchas imágenes de toda América latina como las de Bogotá, México, Santiago de Chile, Córdoba, Tucumán, Sao Paulo o Río de Janeiro», explicó el autor.

Cada uno de los cuadros de 1968. El fuego de las ideas son fotografías tomadas por diversos autores sobre las que Brodsky destaca con color los detalles más reveladores de cada imagen. Además acompaña las fotos de textos escritos a mano en los que explica, en el idioma propio de cada país de los que proceden las imágenes, qué y por qué se estaba reivindicando en cada momento.

Jóvenes americanos en contra de ser reclutados en la guerra de Vietnam, la primavera de Praga o los universitarios rebeldes de la Complutense de Madrid son algunos de los muchos protagonistas de estas imágenes, cuyos autores Brodsky ha tratado de rescatar, ya que él, por aquel entonces, tenía apenas 12 años. También quiso destacar el origen de alguna de las fotografías que ha utilizado, alguna de las cuales provienen de los servicios secretos soviéticos o de la agencia de inteligencia australiana. Según el autor, «cada una de las imágenes supone mucha labor previa de investigación», y en total, Brodsky ha tardado tres años en acabar esta muestra al completo.

«Trabajo con varias fuentes de texto para poder contextualizar las imágenes. Una son los propios carteles de los manifestantes y otra son ensayos y textos de la época», contó Brodsky, a lo que añadió: «La intervención artística consiste en el reconocimiento del autor inicial y en la transformación de todo ese conjunto de imágenes en un proyecto global. Lo que pretendo con esta exposición es plantear cuestiones sobre qué pedíamos entonces, qué se consiguió, y lo que nos falta ahora de todas aquellas demandas. Ahí está la conexión con el presente. Eso sí, todo lo que planteo son preguntas, porque el arte no pretende aportar soluciones».

Marcelo Brodsky ha querido así confeccionar su visión personal sobre lo que aconteció hace ahora medio siglo. «Entonces había esperanza y los jóvenes miraban al futuro con ilusión. Ahora parece que el mundo se va al carajo y a cada facha le sustituye un facha peor», concluyó.