El historiador aragonés José Luis Corral vuelve a la primera línea de la actualidad editorial con la presentación de su nueva novela, El número de Dios (Edhasa), que ayer presentó en Barcelona y el jueves lo hará en Zaragoza. En la obra, Corral se adentra en el origen de las grandes catedrales góticas españolas, en pleno siglo XIII, un siglo, a su entender, "excepcional", porque se produjo una cierta igualdad entre el hombre y la mujer.

La protagonista de la novela, Teresa Rendol, es hija de un maestro pintor y pintora ella misma desde muy joven, colaboradora en la construcción de las catedrales de Burgos y León. Corral subraya que "en aquel siglo XIII, casi se alcanzó la paridad entre el hombre y la mujer y la sociedad medieval llegó a un grado económico notable en el que destacaron varias mujeres, entre ellas Leonor de Aquitania; un momento irrepetible que no se recuperó hasta bien entrado el siglo XX".

El historiador señala que "casos como el de mi protagonista no son aislados, pero la historiografía posterior borró a filósofas, teólogas, pintoras o arquitectas, que brillaron con fuerza en un universo esencialmente masculino". Corral introduce este personaje en el ambiente político-social real de la Edad Media. De forma paralela, cuenta una historia de amor, entre la protagonista y el constructor de la catedral, para mostrar que en esta época "por primera vez, el hombre y la mujer se aman en el sentido cercano al actual".

TRANSICION AL GOTICO

En este contexto, Teresa Rendol entra en contacto con uno de los secretos mejor guardados de la historia, transmitido de generación en generación entre el gremio de arquitectos, "el número de Dios, el secreto sobre el que se sustentan las catedrales del nuevo estilo importado de Francia, el gótico".

El número de Dios hace referencia a la proporción áurea, según la cual la arquitectura gótica se inspiraba en una forma rectangular, en la que el lado más largo era el equivalente al lado más corto más dos tercios, una proporción que, recuerda el autor, "encontramos en la naturaleza, en los cristales de hielo, en los ocelos de los insectos, la cristalografía del cuarzo o el diamante".

El número áureo, asociado al arco ojival, permitió jugar con unas proporciones inviables en el románico y sus referencias ya aparecen en los textos bíblicos: "La misma proporción está presente en el Arca de la Alianza o el Arca de Noé", apunta.

Sin las exigencias del historiador, el Corral novelista plantea en El número de Dios hipótesis como la relación del movimiento cátaro con la construcción de las primeras catedrales góticas españolas o el surgimiento de la masonería a partir de las cofradías de canteros y albañiles. Corral justifica que "sabemos que en el XIII había canteros que llevaban sus propios planos y que no los enseñaban a nadie que no fuera del grupo"; sin embargo es consciente de que "la documentación masónica es del siglo XVIII, cuando los masones tomaron claves del mundo medieval, pero deformándolas".

En relación a los cátaros, el autor opina que no es casual que el movimiento cátaro surja a la vez que la idea de la luz tan presente en los templos góticos, ni tampoco que las catedrales contengan gran cantidad de elementos que van en contra del dogma católico. "En la Edad Media, el concepto luminoso se asociaba al hombre, mientras que la mujer era la piedra, lo frío, lo oscuro, la materia, pero con las catedrales góticas triunfa la piedra sobre la luz y la luz sobre la piedra", concluye.