¿Hay alguna manera de que personas que hablan lenguajes diferentes y que provienen de contextos culturales que tienen poco en común lleguen a entenderse? El espectáculo Cuentos de azúcar, que Eva Yerbabuena pone en escena hoy, a las 20.30 horas, en el Teatro Principal, es buena prueba de ello.

Para la bailaora y coreógrafa , una artista imprescindible en la escena del flamenco de nuestro tiempo, Cuentos de azúcar aúna el acervo más flamenco y los sones tradicionales nipones. Yerbabuena explica que no es una propuesta de «fusión» japonés-español, aunque Anna Sato (que ha ayudado a crear el espectáculo) cante en él en un dialecto que hay muy al sur de la isla de Amami y Karou Watanabe toque bombos típicos del país.

«No es fusión, sino un tejido de culturas. Yo bailo cuando ellos cantan y tocan y se escenifican todas las residencias -talleres- que hemos hecho con esos instrumentos. Es también un homenaje a Japón porque son muchos años los que he vivido el flamenco allí», detalla la artista, que desde 1993 ha actuado una decena de veces en ese país.

«Tengo muchísimo que agradecer a Japón por el respeto que le tienen al flamenco. Yo quería con Cuentos de azúcar demostrar un interés nuestro por su cultura, por sus cosas, y dar a conocer a través de lo nuestro lo suyo», precisa la bailaora.

Tras actuar esta noche en el Teatro Principal de la capital aragonesa, Eva Yerbabuena llevará este espectáculo a Tokio y, dos días después estrenará mundialmente en Tokio, el próximo 24 de marzo, su nuevo espectáculo, Flamenco cardinal. Súplica de amor, con el que completa el Díptico del Encuentro que, junto con Cuentos de azúcar, fue creado por la artista para recordar el V Centenario de la Primera Vuelta al mundo en 1519.

Esta función tiene sentido desde desde una visión «universal inclusiva» que se manifiesta especialmente «en esa forma única que Japón tiene de amar el flamenco». Su nueva propuesta, detalla, habla de «lo principal, de lo fundamental y también de los cuatro puntos cardinales del flamenco: todos empezamos por la rumba, las sevillanas y luego vas profundizando hasta la saeta, la vidalita o la zambra».

Ambos espectáculos están inspirados en la reflexión sobre lo que significó para la humanidad, la primera vuelta al mundo de Magallanes y El Cano, añade. Y cuentan con la música de Paco Jarana que también toca la guitarra, y al cante con Miguel Ortega y Alfredo Tejada, premio Lámpara Minera 2017.