Al menos hasta que a principios del mes pasado volvió a ingresar en un centro de rehabilitación, exteriormente Robin Williams daba la impresión de estar en forma. Acababa de estrenar dos películas en Estados Unidos: el drama Boulevard, en el que da vida a un hombre atrapado en un matrimonio de conveniencia, y la comedia The Angriest Man in Brooklyn. En ella interpreta a un hombre informado por error de que le queda hora y media de vida. Antes de morir completó varios proyectos aún pendientes de ver la luz. Por un lado, Merry Friggin' Christmas; por otro, Noche en el museo: el secreto de la tumba.