Dos individuos armados y enmascarados irrumpieron ayer a las 11.10 horas de la mañana en el Museo Munch de Oslo y, a punta de pistola, robaron dos de las obras más emblemáticas de pintor noruego Edvard Munch: El Grito y Madonna , piezas destacadas del expresionismo de finales del siglo XIX. Una tercera persona esperaba a los atracadores a la salida del centro de arte en un coche negro, vehículo en el que emprendieron la huida y que fue abandonado y localizado horas después por la policía.

Según testigos presenciales, los atracadores consumaron el robo en poco más de 30 segundos. Entraron por la puerta principal de la pinacoteca y, tras amenazar con sus armas a los tres guardias de seguridad, se dirigieron directamente a la sala donde se exponían las dos obras, las descolgaron de la pared y abandonaron el edificio por el mismo acceso sin hacer uso de sus armas.

SEGUNDO ROBO

Se da la circunstancia de que hace 10 años, el 12 de febrero de 1994, se produjo el robo de otra de las versiones de las cuatro que el artista hizo del mismo tema y que bautizó con el mismo nombre.

Aquel lienzo fue recuperado tres meses después y el autor, detenido. Según los expertos consultados, la versión robada ayer puede alcanzar un valor próximo a los 62 millones de euros.

Horas después del atraco, un vecino de Oslo comunicó a las autoridades que había presenciado como desde un coche se lanzaban marcos vacíos de cuadros. La policía confirmó que pertenecían a los lienzos sustraídos, pero descartó la existencia de rastros de las pinturas o de pistas sobres los autores del robo.

El nuevo robo de un cuadro de Munch ha generado una agria polémica sobre la protección de las obras de arte en Noruega. La ministra de Cultura, Valgerd Svarzstad Haugland, lamentó la falta de seguridad en el museo y afirmó que el país "no ha sabido guardar sus tesoros artísticos".

Un visitante de la pinacoteca, testigo presencial del suceso, incidió en el mismo tema y mostró su asombro por la falta de protección de los dos lienzos. La policía salió al paso de la polémica y puntualizó que las dos obras estaban protegidas por sistemas de alarma "silenciosos". La trascendencia de la sustracción es aún mayor si se considerada que los dos lienzos no estaban asegurados, según reconoció el propio director del museo.

Munch (Löten, 1863 - Ekely, 1944) pintó El grito en 1893. Se trata de una obra expresionista considerada como la representación de la angustia. El mismo artista explicó que la idea del cuadro le surgió un atardecer al atravesar con unos amigos por un puente y cuando los rayos del sol que se perdían en el horizonte se le mostraron como la angustia de la que puede ser víctima el ser humano.

CUATRO VERSIONES

El lienzo refleja un rostro desencajado sobre un puente, con formas en movimiento en el fondo, expresión de la obsesión que el pintor sentía por la muerte tras la desaparición de su madre y hermana.

El pintor noruego Edvard Munch hizo cuatro versiones de El grito , todas ellas de las mismas dimensiones, de 91 por 73 centímetros. El museo que lleva su nombre conserva dos ejemplares, el ayer robado, y otro que no se expone. El tercero es propiedad de un coleccionista privado y el cuarto, el más célebre, se expone en la galería nacional de Oslo, y es el que fue robado en 1994, poco antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos de invierno de la localidad de Lillehammer, en el sur de Noruega.

La otra pintura robada, Madonna , fue creada en 1894, y es un óleo pintado sobre lienzo, de 90 por 68,5 centímetros, que representa a una mujer desnuda en estado de éxtasis. De este tema existen también cuatro versiones. El Museo Munch, fundado en 1963, acoge la donación que el pintor hizo a su muerte a la ciudad de Oslo, casi mil cuadros, dibujos y grabados.