<b>-¿Por qué eligió el siglo IX, un periodo tan desconocido de la historia, para ambientar su obra? </b>

-Iba buscando algo que me inspirara y me hiciera vibrar y encontré alguna información sobre esa época, pero casi de manera casual. Empecé a buscar y encontré un nombre, la Gotia, que me llamó mucho la atención.

-¿Y que le causó tanta impresión de este lugar?

-La Gotia, que antiguamente se llamaba Septimonia, era una provincia visigoda. Era el sur de Francia, dependía del rey francés, y el hijo de Carlomagno la expandió hacia el sur. Allí se encontró con un enemigo fiero, los sarracenos, y la frontera quedó marcada en el Llobregat. En esas tierras se crearon unos condados a los que denominaron la Marca Hispánica, la frontera sur de la cristiandad. En medio de la desolación quedó la ciudad de Barcelona. Vivir allí suponía un peligro y todos tenían la sensación de que tarde o temprano la ciudad iba a ser aniquilada como lo habían sido otras. Esa tensión genera un manantial de posibles historias impresionante. Un lugar al límite nos evoca personajes al límite.

-El proceso de documentación debió de ser costoso por la poca información que hay sobre la época.

-Había documentos en la catedral de Barcelona, pero yo no fui a verlos porque no soy paleógrafo. Un documento del siglo IX en latín solo lo entiende una persona que lleva años estudiándolo. La información salió de los historiadores, muchos catalanes, que han investigado eso y los han traducido.

-¿Cuál es la relación entre la historia y la ficción en su novela?

-Lo que es en sí historia será como un 30%. Lo que pasa en esta novela pasó allí y en aquel tiempo, es decir, no es extrapolable a otro tiempo, pero sí que tenemos muchos personajes de ficción que nos dan mucho colorido a la historia. Restos de paganismo, brujería… Mi trabajo real ha sido engarzar eso para que la obra fluya y que el lector disfrute de la historia y no distinga lo que es ficción de lo que es realidad.

-¿Le costó crear a los personajes?

-No, los personajes históricos son fascinantes. Hay una familia francesa, los Bosónidas, que son como los Lannister. Las crónicas nos cuentan historias sobre alianzas, traiciones, conjuras… Acumulaban poder siempre pensando en la familia.

-¿Hay algo que le sorprendiera de esta época?

-Todo, pero te puedo poner dos ejemplos concretos. Uno de los documentos que me gustaba leer eran los concilios de los obispos. En aquel entonces, en vez de hablar de temas de moral, ordenaban a los sacerdotes que, por favor, no consagraran con leche de cabra o con cerveza. Por otro lado me sorprendió el tema jurídico. Al contrario que en épocas posteriores, en las que te sentenciaban a pena de muerte por adulterio o robo, en el siglo IX la pena era la esclavitud. Yo creo que la vida era tan precaria y eran tan pocos que no podían ir matando a todo el mundo.

-¿Ha encontrado algún paralelismo entre aquella época y la actual?

-Paralelismos no, pero sí que he encontrado embriones de cosas que nos pasan ahora. Estamos en Barcelona, en la Marca Hispánica, lo que después será Cataluña y ahora allí bulle un conflicto. Cada pueblo tiene una identidad propia, y eso tiene su origen entonces y por varios motivos, como que la zona se quedó aislada. Esto era Mordor. Esta época es el embrión primigenio de todo.

<b>-¿Qué tenemos que aprender del siglo IX? </b>

-Creo que estamos en un momento en el que necesitamos historias épicas. Estamos saliendo de un proceso muy doloroso a todos los niveles: económico, social… Estamos en un momento de la historia en el que necesitamos valor para emprender una empresa, crear un proyecto, para seguir adelante. La tierra maldita nos habla de gente con valor.

<b>-¿Cuál es el papel de la mujer en su novela?</b>

-Yo no concibo la vida ni la literatura sin un papel principal o preponderante de la mujer. En esta novela, además, era importante hacerlo porque tenemos la tendencia a pensar que en la edad media el papel de la mujer era mínimo y se reducía al ámbito domestico, y yo no estoy de acuerdo con esto. Lo digo rotundamente. No tenemos constancia documental o no lo hemos estudiado suficiente, pero en cuanto rascas un poquito enseguida salen. No ocupaban los tronos o las coronas pero estar, estaban. En el libro aparece una mención a una mujer que se llamaba Dhuoda que probablemente es la primera escritora francesa de la historia, al menos que se haya documentado. Una novela esta coja sin un papel de la mujer importante.

<b>-¿Por qué tiene tanto éxito el género de la novela histórica?</b>

-En estas novelas se juega con elementos de la literatura contemporánea. Los que escribimos novela histórica sabemos que nuestros lectores no son catedráticos en historia, sino gente normal, por lo que de alguna manera hay que potenciar mucho las relaciones humanas, los misterios… Si no lo hiciéramos así esto sería un tratado de historia infumable.