Un accidente de tráfico causó la muerte a la arqueóloga turolense Rosario Lucas Pellicer (Monreal del Campo, 1938), catedrática de la Universidad Autónoma de Madrid. La profesora murió atropellada el pasado martes cuando paseaba a su perro cerca de su casa en Fuencarral (Madrid) y fue enterrada ayer en el cementerio madrileño de la Paz, a sólo dos kilómetros de donde trabajaba.

La doctora Lucas Pellicer estudió bachillerato en Teruel e inició sus estudios de Prehistoria y Arqueología en la Complutense con el profesor Martín Almagro Basch, también turolense. Con él, la joven arqueóloga se unió a la campaña lanzada por la UNESCO en 1959 para salvar una veintena de monumentos nubios de ser sepultados por el Nilo con la construcción de la presa de Asuán, en Egipto. Almagro se puso a la cabeza de un grupo de expertos de cinco países y en siete campañas, en las que participó Rosario Lucas, se lograron salvar los monumentos. En 1970 era trasladado a Madrid, piedra a piedra, el famoso templo de Debod, que fue instalado en la colina del Príncipe Pío entre palmeras.

INVESTIGACION

Pero la labor investigadora de Rosario Lucas no se agotaba en el Antiguo Egipto, sino que se extendía en ramas tan diversas como las manifestaciones simbólicas del arte rupestre (que consideraba bibliotecas de la Prehistoria ) , el estudio de las venus ibéricas, las cerámicas ibéricas de Alloza, los grabados rupestres de las villas romanas, o la cuestión relativa a la defensa y legislación del patrimonio arqueológico. Realizó su tesis acerca del arte prehistórico en el barranco de Duratón en la época en que excavaba junto al Nilo.

Entre sus trabajos de campo destacan, además, los realizados en Galera (Portugal) junto a Wilhem Schüle), el megalitismo de Huelva (con el matrimonio Leisner) o en la villa romana de Aguilafuente, que excavó junto a su marido el doctor Vicente Viñas, fallecido de cáncer la pasada Navidad.

Desde esa muerte, el perro grande que vivía en la casa se mostraba trastornado sin el amo. Rosario Lucas lo sacaba a pasear. Y un tirón extraño e inesperado del animal arrastró a su dueña a la calzada en el momento en que pasaba un coche que arrolló mortalmente a la dueña y al animal. En el entierro, ayer, realizado bajo la lluvia se encontraban numerosos profesores y alumnos universitarios, entre ellos, Martín Almagro hijo, que tiene una casa en Albarracín. También asistió el arqueólogo aragonés Francisco Burillo, quien recordaba a la fallecida como "muy dinámica, con una energía vital muy grande".

Los compañeros de la autora aragonesa en la Universidad Autónoma evocaron la profunda humanidad de la fallecida que demostraba con sus alumnos. Y también por la familia. Eduardo Suárez recuerda que marchó embarazada a Egipto para salvar los templos. Al cumplir 65 años no quiso jubilarse. Tenía cinco hijos y cuatro nietos, a los que dedicaba todo su tiempo libre.