Antes que un personaje, Captain Marvel es un rango, uno asumido por turnos por hasta siete personajes, tanto masculinos como femeninos, el último Carol Danvers, el encarnado por Brie Larson en el blockbuster que este viernes llega a los cines.

¿Suena complicado? Pues la historia de dicha marca ni siquiera empezó con Marvel. En el principio, durante los años 40 y 50, Capitán Marvel fue una creación de C. C. Beck y Bill Parker para Fawcett Comics. Era el alter ego de Billy Batson, un pequeño huérfano que se convertía en superhéroe adulto cuando gritaba «¡SHAZAM!».

Ahí donde lo ven, aunque ahora quizá necesite presentación, este Capitán Marvel, también heróe de serial, llegó a vender más que Superman. Picada por ello, National Comics (lo que después sería DC) logró sacarlo de circulación en 1953, aduciendo parecidos razonables con Clark Kent. Y sin embargo, M. F. Enterprises se atrevió a lanzar otro Captain Marvel en 1966. Duró cuatro números.

Un año después, Marvel aseguraba terreno presentando a su primer Capitán Marvel, un soldado alienígena, conocido entre los suyos como Mar-Vell (tal cual), infiltrado entre los terráqueos como científico. Cuando DC recuperó al Capitán Marvel de Fawcett a principios de los 70, tuvo que publicitarlo con el famoso «¡SHAZAM!», que no le puso oficialmente como nuevo nombre hasta el 2011.

Cuando la conocimos, allá por 1968, Carol Danvers no tenía poderes, más allá de su habilidad como piloto, ni mucha cosa importante por hacer. Era tan solo un personaje secundario en las aventuras de Mar-Vell, y tras un accidente con un dispositivo Kree (el deliciosamente llamado Psico-Magnetrón) se la apartó de la acción.

Pero en 1977, cuando Marvel buscaba a su Wonder Woman, la eligió a ella. En aquel accidente que la dejó malherida, se informó, Danvers había fusionado su genética con la de Mar-Vell y adquirido poderes sobrehumanos. (La miniserie La vida de la Capitana Marvel asegura que el accidente solo acentuó unos poderes que ya tenía por ser hija de otra soldado Kree infiltrada).

Danvers se convirtió en Ms. Marvel, la superheroína feminista que el mundo necesitaba. Cambió el ejército por una revista de mujeres y enseñó de lo que era capaz el sexo supuestamente débil, enseñando el ombligo, sea como fuere.

Aquel traje escueto no es la única indicación del relativo carácter progresista de Stan Lee. En los 80, una trama de Los Vengadores convirtió a la pobre Danvers en amante enamorada de su propio hijo de otra dimensión, el inefable Marcus, que se la llevó a su tierra y la volvió a dejar embarazada.

También maltratada a su paso por la Patrulla-X, nuestra heroína no ganó la dignidad merecida hasta principios de esta misma década, cuando pasó de Ms. Marvel a Capitana Marvel y su destino quedó en manos de la guionista feminista Kelly Sue DeConnick.

Danvers era más agresiva y fantástica que nunca. Jamie McKelvie (Phonogram, The wicked + the divine) diseñó un nuevo traje menos sexuado e inspirado por el pasado militar del personaje. DeConnick la convirtió en heroína descarada, proactiva, impulsada por un afán de superación contagioso. Nacía con ella Carol Corps, comunidad de fans que se propuso borrar la misoginia del fandom tebeístico.

«Carol cae todo el tiempo -dijo DeConnick-, pero siempre se levanta. Solemos decir lo mismo de Capitán América. Pero Capitán América se levanta porque es lo correcto. Carol para decir: Que os den».