Una selección de 34 grabados de los 82 que componen la serie los "Desastres de la Guerra" de Francisco de Goya, en una edición que se encargó estampar como presente de Estado por el Gobierno de la República en 1937 en plena Guerra Civil, se van exhibir en el Museo del Grabado de Goya, en la localidad natal del pintor, Fuendetodos (Zaragoza).

El objetivo de esta séptima edición de los "Desastres de la Guerra" por parte del Ejecutivo de Manuel Azaña era el de recaudar fondos para la causa republicana y como regalo para Eleanor Rooosvelt, Winston Churchill y Josef Stalin, que en el caso de los dos primeros no existe constancia de su salida pero si en el del dictador ruso.

La Diputación de Zaragoza organiza esta exposición de estampas que han sido prestadas por la Stern Collection de Montreal al Consorcio Cultural Goya-Fuendetodos y que podrán verse hasta el 27 de septiembre.

La diputada delegada de Cultura, Cristina Palacín; junto al alcalde de Fuendetodos, Enrique Salueña; y el gerente del Consorcio Cultural Goya-Fuendetodos, Ricardo Centellas, ha presentado esta exposición que ha calificado de "especial, rara y singular".

Palacín ha recordado que con esta formidable serie de grabados con los que Goya pretendió explorar "sobre la condición humana y la sinrazón de la guerra, en una obra maestra universal que más de dos siglos después no deja de tener vigencia”.

Sobre la edición que se expondrá y que han cedido "Marisa y Peter Stern", a los que ha agradecido su disposición y "generosidad" en el préstamo al Consorcio Goya-Fuendetodos, ha incidido en que se trata de una "rareza poco conocida en España y por los amantes de Goya".

“Se trata de una edición de un enorme interés tanto por la calidad de la estampación como por las circunstancias en las que se realizó y por el hecho de que no se concluyó en su totalidad: iban a imprimirse 150 ejemplares, pero finalmente se quedaron en la mitad”, ha destacado.

Por su parte, Ricardo Centellas ha recordado el carácter "singular y excepcional" de esta edición tanto por la alta calidad de los materiales que se emplearon, papel Arches y tinta en polvo superviviente de la época de Goya en los talleres de la Calcografía Nacional, como por el momento en el que se realizó la impresión en 1937, en el otoño-invierno, en un momento en el que Madrid era bombardeado por los fascistas italianos y nazis, y las fuerzas sublevadas.

Centellas ha comentado que el ejemplar que se exhibirá en Fuendetodos será el número 69 de la edición y que también salió a la venta "a un precio elevado para la época: 520 pesetas".

Los grabados están magníficamente conservados, guardan hasta la encuadernación original y contienen además varios tesoros de bibliófilo: el prospecto del plan de la edición completa de todas las series de grabados de Goya, dos cartas manuscritas originales del estampador dirigidas al pintor francés André Lambert y un plano de los bombardeos de la aviación sublevada en los alrededores de la Calcografía Original.

“Ese croquis también puede verse en el Museo del Grabado de Goya y muestra los impactos de las bombas en el entorno de la Calcografía Nacional, que estaba emplazada pared con pared con el Ministerio de la Gobernación, en cuyos sótanos se emplazó el cuartel general de la defensa de Madrid”, ha explicado Centellas.

En 1937, el director general de Bellas Artes del Gobierno de la República, el pintor y cartelista valenciano Josep Renau, "el mejor de la época" según Centellas, tuvo la idea de hacer una nueva edición de las cuatro series de grabados de Goya: los ‘Caprichos’, los ‘Desastres de la guerra’, la ‘Tauromaquia’ y los ‘Disparates’, a la vez que ha recordado que fue el que encargo a Pablo Ruiz Picasso la pintura de los bombardeos de Gernika.

"El proyecto fue concebido con fines tanto políticos como económicos. Las series serían un magnífico presente de Estado y además podrían venderse para recaudar fondos para el bando republicano.

El artífice de la estampación fue Adolfo Rupérez Grima, maestro estampador de la Calcografía Nacional y probablemente el mejor de su tiempo, además de un gran erudito en la técnica del grabado de Goya.

"La primera idea era la de ir a París para dar idea de normalidad en el país", ha subrayado Centellas.

También ha recordado que esta serie la realizó Goya tras los acontecimientos en España de la Guerra de la Independencia y su reproducción en 1937 se produce en un momento en el que "España vuelve a vivir otro mayo de 1808", por lo que tiene "un claro contenido político".

"Se mantienen los valores originales de Goya, la sinrazón provocada por la violencia. Es un pensamiento ilustrado y democrático que hace vivir la sinrazón de la violencia de la Guerra de la Independencia que tiene rasgos de la Guerra Civil como un ajuste de cuentas", ha dicho.

Enrique Salueña ha destacado que este tipo de exposiciones permiten acercar la cultura a los pequeños municipios y en este caso "Goya es seguramente la marca más importante que tenemos en Aragón" y por eso ha apuntado "la importancia del genio de Fuendetodos para atraer turismo y luchar contra la despoblación".

Francisco de Goya compaginó el ejercicio de la pintura con el del grabado, siendo en ambas técnicas un maestro que marcó la historia universal del arte. En el grabado, la ‘elocuencia’ retórica del genial artista aragonés precisaba discursos seriados y generalmente de larga extensión. Los ‘Desastres de la guerra’ (1810-1815) incluyen un total de 82 estampas, una obra sin parangón en la historia del grabado.

El delicado contenido político y la innovadora concepción de las imágenes y de su técnica provocaron que la serie no viera la luz en vida del pintor. Una generación después de la muerte de Goya, esos grabados fueron ‘redescubiertos’. La Academia de Bellas Artes de San Fernando compró en 1862 las matrices y al año siguiente puso en circulación la primera edición. Sin embargo, la Academia no empleó el título original del autor y la denominó ‘Desastres de la guerra’.