TITULO Obra gráfica (1961-82)

ARTISTA Wifredo Lam

LUGAR Museo Pablo Gargallo

FECHA Hasta el 29 de agosto

Gozó del reconocimiento de todos en vida, y tras su muerte la singular aportación de Wifredo Lam (Sagua la Grande, Cuba, 1902-París, 1982) continúa siendo motivo de las innumerables exposiciones que sobre su obra se organizan, como ésta que ahora le dedica el Museo Pablo Gargallo, y tema principal de numerosas investigaciones centradas en las notas que le diferencian de los lenguajes de las vanguardias europeas más que en las que lo identifican. Algo que la intuición de Picasso supo ver desde un principio, cuando Lam se le presentó en París, en 1938, recién llegado de España.

Picasso no tuvo dudas y así se lo hizo saber con toda rotundidad, confesándole que le recordaba a otro hombre, a él mismo; ni más ni menos. Pero ¿qué es lo que vio Picasso en Lam?, pues, como anotó Gerardo Mosquera, la confirmación que entonces más le interesaba, la de un artista que había recorrido un itinerario inverso al suyo propio. Si el descubrimiento de la escultura africana es fundamental en Picasso para sus análisis cubistas, Wifredo Lam experimenta el cubismo para llegar a la escultura africana y desde ésta volver a la pintura occidental con el lenguaje de la vanguardia. La obra de Lam nace directamente de lo primitivo, todo en ella participa de la idea de unidad. La extraordinaria plasticidad de las formas deviene en la asunción de una atmósfera exclusiva; razones por las que contó con el apoyo de Picasso y también de Breton y los surrealistas.

El Museo Pablo Gargallo presenta una selección de la obra gráfica realizada por Wifredo Lam entre 1961 y 1982. De la amplia secuencia de grabados y litografías en exposición, tan numerosa que incluso rompe la continuidad de algunas series, merecen especial mención las tituladas La antecámara de la naturaleza, Apocalipsis, La mirada vertical o La anunciación, realmente fantástica, además de las litografías Homenaje a Picasso y Buenos días Max Ernst.

Todo participa de todo en este universo esencialmente plástico poblado de complejas figuras híbridas, planas, esquemáticas y aguzadas que se interpenetran unas en otras siguiendo el ritmo que ellas mismas imponen. La aproximación de Lam a la cultura africana no tiene nada que ver con la mirada de los surrealistas, pues su propósito es adentrarse en su cultura aunque, eso sí, valiéndose de los lenguajes de la vanguardia para reivindicar su identidad en el ámbito internacional.

Su Africa como la del movimiento de la Negritude es una invención desde dentro y eso es lo fundamental. Con su obra, señaló también Mosquera, Lam logró conciliar lo popular-no occidental-periférico con lo culto-occidental-hegemónico; fue por tanto el suyo el primer intento de estructurar significados desde las culturas afroamericanas en toda la historia del arte occidental.