A nadie se le ha olvidado ese célebre momento en el que subiendo las escaleras del escenario del Kodak Theater en Los Ángeles para recoger el Oscar por su trabajo en El lado bueno de las cosas, Jennifer Lawrence (Louisville, Estados Unidos, 1990) tropezó con el bajo de su vestido y puso al público en pie. Desde entonces la actriz se ha convertido en la estrella más mediática del universo Hollywoodiense. En Londres, Lawrence nos habló de la nueva entrega de Los juegos del hambre, Sinsajo 1, que junto con Sinsajo 2 concluirán esta saga basada en la exitosa trilogía de la escritora estadounidense Suzanne Collins.

--En esta nueva entrega de Los juegos del hambre, su personaje de Katniss Everdeen se enfrenta a cambios radicales en su vida. ¿Cómo conectó con ella física y emocionalmente?

--Al inicio de la película, Katniss se encuentra en estado de shock. Después del primer juego se despierta sabiendo que ha perdido su casa y se encuentra abatida y perdida en un distrito nuevo que no conoce. Eso, para un actor que ha ido creciendo y evolucionando a medida que lo hace su personaje, es fantástico.

--¿Se imaginó hace cuatro años que llegaría tan lejos con este personaje?

--No, nunca se me pasó por la cabeza. Cuando se publicaron los libros, los compré enseguida y me los leí en una semana. Lo que más admiraba de ella es su habilidad para hacer tantas cosas, especialmente el manejo del arco, cosa que yo jamás conseguiría hacer porque soy bastante torpe. Pero de eso trata la actuación, de hacer cosas que en la vida real serías incapaz de hacer.

--¿Sería usted capaz de liderar una revolución?

--No creo, pero todo es ponerse (risas). Soy bastante mandona, al menos eso dicen los que trabajan conmigo, pero resulta difícil para uno mismo saber si sería un buen líder. Yo solamente soy actriz y trato de comportarme con dignidad y con respeto hacia los demás, porque sé que mi trabajo también conlleva que la gente te mire y que incluso busque en ti un modelo a seguir.

--La película habla precisamente del poder femenino. ¿Se identifica con él?

--Hay una canción de Beyoncé que habla de eso. Creo que Suzanne Collins ha realizado una extraordinaria labor en ese sentido, dando el poder a mujeres como Katniss, Cressida y la presidenta Colin, unos personajes que bien podían haber sido hombres. Creo que se trata un gran paso hacia la igualdad de género.

--¿Qué ha aprendido interpretando a Katniss?

--El poder que tiene la palabra y lo importante que es defender tus derechos y luchar por lo que es justo, no dejarte vencer por los desafíos ni buscar la salida fácil.

--¿Encuentra algún paralelismo entre el mundo de Panem y el nuestro?

--Por desgracia sí. Continúa habiendo mucha desigualdad, cada vez hay más pobres y muchos ricos. Por eso espero que los jóvenes que vayan a ver esta película aprendan de ella la importancia que tiene el expresar nuestro pensamiento y nuestras ideas a través del voto. La importancia de la educación para poder ser libres.

--¿Recuerda algún discurso o mensaje que le haya impactado?

--Sí, algo que dijo el Dalai Lama sobre el poder del perdón para sobreponerse a la traición.

--¿Qué es lo que más le inspira?

--Muchas cosas. Me inspira la música, contemplar una obra de arte, ver una película, ver a alguien bailar o hacer alguna disciplina física que yo no soñaría jamás con poder hacer.

--¿Cómo se sobrepone usted a la continua presión a la que le somete el ser considerada la actriz más famosa del mundo?

--Yo no crecí en Los Ángeles, y menos en los círculos de Hollywood. Crecí en Kentucky y allí es donde se encuentran mis raíces, las que me mantienen con los pies en la tierra. Hasta hace poco podía hacer lo que me apeteciera, ahora me lo tengo que pensar antes porque el simple hecho de ir al supermercado a comprar plátanos puede convertirse en toda una aventura. Pero lo que me mantiene con la cabeza centrada es sobre todo la pasión que siento por mi trabajo, no lo cambiaría por nada del mundo. Me centro en él y en todo lo que mi trabajo conlleva y no dejo que la fama y todos esos halagos me absorban.