Tras un parón de más de dos décadas, la mítica banda granadina 091 volvió a los escenarios hace cuatro años y dejaron claro que sus canciones, tan vigentes y vivas como en los 80 o los 90, habían sido capaces de saltar una o dos generaciones. Llenaron grandes salas y hasta plazas de toros en una gira en la que se fue fraguando la vuelta al estudio. Conscientes quizá de la etiqueta de grupo de culto que muchos les han colgado, han tardado más de tres años en presentar un nuevo disco: 'La otra vida', el primero en 25 años. La banda, liderada por José Ignacio Lapido (interlocutor en esta entrevista), ha salido airosa de esa «responsabilidad» con temas que podrían entrar directamente en un recopilatorio de grandes éxitos de 'Los Cero'. Este jueves por la noche (22.00 horas), la sala Oasis vivirá un concierto de rock en mayúsculas. De esos que honran y ensalzan el género.

-Las canciones de 'La otra vida' podrían estar en anteriores discos de la banda, pero suenan más actuales y vigorosas.

-Teníamos claro que no podíamos partir de donde lo dejamos en 1995. Además, en este tiempo algunos hemos seguido trabajando en la música y evolucionando. Por eso queríamos mantener la actitud que siempre hemos tenido y nuestra visión del mundo pero hacer un disco del siglo XXI. Que nos digan que conserva el espíritu de 091 pero suena actual es un elogio para nosotros.

-En ‘Vengo a terminar lo que empecé’, el single de adelanto, se escucha por momentos a The The Black Keys.

-Puede ser porque es un grupo que nos gusta mucho a todos. Es una banda que hunde sus raíces en el viejo blues pero dándolo una vuelta de tuerca, algo que nosotros ya habíamos hecho en discos anteriores. El blues-rock de los 60 y 70, con gente como Jimi Hendrix o Cream, siempre han sido grandes influencias para nosotros.

-Siguen fieles a su estilo. ¿No les interesa para nada experimentar con otros géneros?

-No me llama meterme en otros estilos que no domino. Me metí en la música porque me fascinaba el rock and roll y los géneros adyacentes. Nunca hemos sido un grupo de estar en la moda por estar. Además, hemos visto pasar muchas modas desde el año 82 que ahora ya nadie las recuerda.

-¿Qué bandas o solistas de rock actuales le gustan?

-Me gusta mucho Marcus King, The Steepwater Band o Alabama Shakes. Y gente como The Black Keys o Wilco, que ya llevan más tiempo.

-¿Qué espectáculo se van a encontrar los que acudan esta noche a la Oasis?

-Vamos a tocar gran parte del disco nuevo y también muchas canciones ya clásicas. Disfrutamos mucho y nos sentimos muy a gusto en el escenario interpretando todas los temas. Por supuesto, siempre hay algunas a las que tienes un especial cariño como Zapatos de piel de caimán, En la calle o La noche que la luna salió tarde. Y del disco nuevo creo que hay temas que acabarán siendo clásicas de la banda, como Naves que arden o Una sombra.

-Les sorprendió la respuesta del público en su gira de regreso. ¿No esperaban que sus canciones pasaran a otras generaciones?

-La sorpresa fue que 20 años después hubiera tanta gente que recordara aquello con cariño y respeto y que llenara las salas.

-Les han colgado la etiqueta de banda de culto. ¿Les agrada?

-Cuando lo dejamos ya cargábamos la etiqueta de grupo maldito y banda de culto. Nadie en su sano juicio hace un grupo de rock para ser una banda de culto y de minorías. Todo el mundo quiere que su arte sea escuchado por el mayor número de personas. Pero nadie es dueño de su destino comercial. Nunca fuimos un grupo de grandes ventas pero nos mantuvimos ahí 14 años. Para nosotros ya fue un gran triunfo, aunque hubiéramos preferido tener un gran éxito (risas).

-¿Cómo afronta el proceso de composición? ¿Es distinto que el de su faceta como solista?

-La mecánica no es muy diferente. Consiste en encontrar una buena melodía y las palabras que vayan como anillo al dedo. Al final, se trata de trabajar mucho y desechar mucho. No dar por bueno lo primero que te llega. La verdad es que a mí me cuesta mucho cerrar una letra porque siempre creo que puedo encontrar una palabra más adecuada. Son manías, en realidad. En este disco para quitarle hierro a algunos temas como la muerte le he dado una vuelta de tuerca con toques de humor negro y de ironía.

-¿Este podría ser el último disco de 091?

-No nos lo planteamos. Lo que nos toca ahora es disfrutar del momento. Ya tendremos tiempo de pensarlo. Lo que tengo claro es que no voy a dejar mi faceta en solitario.

-¿Si le ofrecen mucho dinero vendería su Gibson SG?

-No. Llevo con ella desde 1980 y ya son muchos años. He tenido pesadillas de que me la robaban o se me perdía y la verdad es que lo pasaba horrible. En general, los instrumentos antiguos suenan mejor que los nuevos porque están mejor construidos que los nuevos. Y con mejores materiales. Además, el tiempo hace que las maderas cojan una personalidad propia.