Un piso en La Jota, un móvil y una red social. Lo que empezó hace casi un año como prácticamente un juego ha acabado siendo un proyecto (Mirando con calma) con más de 600 fotografías de 20 países del mundo que retratan la pandemia global a la que nos estamos enfrentando y que ahora toma una nueva dimensión con la edición de un libro. «Ni me podía imaginar esto cuando puse las dos primeras fotos que fueron de mi chica. No pensaba la dimensión que podía tener. Poco a poco se fue haciendo más grande y contaba con una documentación gráfica tan importante, que me planteé recopilarlo todo en una publicación pero, en principio, lo iba a hacer para mi uso y disfrute», señala el instigador del proyecto, el zaragozano Rubén Nasville.

Sin embargo, pronto surgió una sinergia con Erizo Music, Estudio Ductus y Sopa de medios que ha llevado a la edición de este libro del que todos los beneficios se donarán a la Fundación de SMEG (Sociedad española de Médicos Generales y de Familia) como colaboración con la alianza de colectivos Long Covid ACTS de afectados por covid-19 persistente.

El libro, que ya está en fase de preventa por 24,5 euros a través de la web creada para la ocasión donde ya se han comprado alrededor de 100 ejemplares, incluye 200 imágenes de 100 fotógrafos: «Refleja una cosa que nos ha tocado vivir, que va a quedar plasmado para toda nuestra vida. Todo esto forma parte de una etapa y esta documentación gráfica en sucesivos años aún se verá con otra perspectiva. Ahora aún ves mascarillas, sigue habiendo muertos, infectados… Cuando pasen los años y nos quitemos las mascarillas, veremos las fotos y los textos y veremos cómo estábamos porque el ser humano tiene una capacidad de olvidar rápido a no ser que te toque algo grave de cerca», reflexiona Nasville.

Y es que Mirando con calma es un proyecto global que ha traspasado cualquier frontera: «Una de las características que tiene es que para participar no tienes que ser profesional ni tener cámaras profesionales lo que te garantiza miradas más inmediatas. Puedes ver fotos de gente de, por ejemplo México, que es un país más azotado que nosotros, y te das cuenta que esa inmediatez que da el teléfono aunque la imagen no sea de mucha calidad, te deja plasmado un momento que ni con la mejor cámara lo podías hacer porque el momento era ese», asegura. Y es esa una de las claves que han fortalecido este Mirando con calma: «Lo bonito es que no ha habido barreras ni de elección de profesionales ni de fotografías de buena calidad ni de poner fronteras a ningún país... Cada fotografía te cuenta una historia». Realidades de una veintena de países que pasan por el barrio de La Jota donde desde la casa de Rubén Nasville se coordina este proyecto de retratos de un momento histórico.