Tierra, campesinado y mujer son algunos de los protagonistas que pueden verse a lo largo de las 66 piezas fotográficas que conforman Matria. Un recorrido fotográfico que toma como referencia cuatro de los derechos más relevantes de la Declaración Internacional de los Derechos de los Campesinos y que documenta distintas situaciones en las que estos son violados. «Es un proyecto que empecé hace dos años y que se materializado con esta exposición. Habla sobre la tierra y la situación de los campesinos, aunque es más que nada una reivindicación de la tierra y un reconocimiento a los campesinos y sus problemas», explicó la autora, Judith Prat.

Así, la exposición se encuentra dividida en cuatro grandes bloques. En cada uno de ellos se explica una de las problemáticas que viven los campesinos y cómo se vulneran sus derechos en algún lugar del mundo: «Yo recogí cuatro de los derechos de los campesinos y busqué lugares en los que se encontrasen vulnerados. Desgraciadamente podría elegir casi cualquier lugar del planeta y encontraría testimonios».

En este sentido, la autora explicó que el primero de los bloques trata sobre la acaparación de tierras, y el control del agua y otros recursos por parte de las empresas transnacionales. «Son recursos sin los que muchos de esos países no tienen poder de subsistencia, y que afectan en especial a los agricultores locales», aseguró la artista.

JORNALEROS / El segundo de estos bloques trata sobre la situación que viven los jornaleros transfronterizos, en concreto sobre cómo es la vida de los campesinos mexicanos que trabajan en los campos de Estados Unidos: «Esta es una situación que en España conocemos bien, pero he querido desplazarme a la frontera entre México y Estados Unidos. El campo en Estados Unidos se nutre principalmente de la mano de obra de los inmigrantes mexicanos: La mitad de ellos se encuentran sin permiso de trabajo y eso los aboca a violaciones de sus derechos laborales», expresó.

Por su parte, el tercer bloque retrata la situación de los campesinos cuyo país se encuentra en guerra, ya que en esos casos la alimentación y la agricultura se usan como arma de guerra: «Dos tercios de los campesinos cuyos derechos se encuentran vulnerados viven en países en conflicto, y quienes más lo sufren son ellos. He usado como ejemplo los países de Yemen y Sudán de Sur, donde se minan las zonas rurales, pasan los años y los campesinos sufren mutilaciones cuando andan por caminos rurales».

La cuarta parte de la exposición es la que se refiere a las alternativas de la comunidad campesina. Alternativas que cobran fuerza en lugares como Chiapas o Mozambique y que desarrollan en especial las mujeres: «La agricultura es un sector muy feminizado, pero aunque las mujeres trabajan la tierra, sus maridos se quedan con los beneficios», concluyó. H