El Acuario de Zaragoza reunió ayer a buena parte del cine aragonés con la celebración de la Fiesta de los Nominados a los Premios Simón, que se entregarán el próximo viernes en la sala Mozart del Auditorio. Por eso, eran muchos los protagonistas, todos aquellos que por las votaciones de jurado y académicos habían conseguido una candidatura; y también estaba Félix Zapatero, que recibirá el Simón de Honor. Pero durante unos minutos fue el presidente de la Academia del Cine Aragonés (ACA), Jesús Marco, el que congregó todos los flashes, todas las miradas. Y es que en su discurso de bienvenida anunció que tras la entrega de los galardones, la junta directiva en pleno «dimitirá».

En la última asamblea, reconoció a este diario, «ya anunciamos que tras los Simón tocaba renovación y es por cumplir los estatutos, pero también es nuestra obligación hacerlo», dijo en referencia al fallo de ponderación de recuento de votos que provocó un cambio en la lista de nominados. «Hay que cambiar pero las circunstancias obligan porque un fallo así no nos lo deberíamos haber permitido», señaló. Eso sí, anunció que quizá se vuelva a presentar porque «algo de masoca tengo...» pero «siempre y cuando encuentre a un equipo que me respalde y que yo confíe en él y estemos en la misma sintonía».

Pero Marco no quiso robar mucho protagonismo a los personajes principales de la fiesta, que no eran otros que los nominados, los que son y los que habían sido. «Me habeis hecho sentirme orgulloso. Lo siento por los nominados pero hoy para mí sois más importantes», señaló en referencia a los que habían perdido sus candidaturas.

Después uno a uno fue recogiendo su galarón todos los nominados. Los que más bajaron al escenario -la entrega de diplomas fue en el Auditorio del Acuario, con un grupo de peces como testigos-, los equipos de Miau, de Ignacio Estaregui; y La comulgante, de Ignacio Lasierra; que lo hicieron en siete ocasiones; en seis, el equipo de Bécquer y las brujas, de Elena Cid; y cinco en el caso de Carrasca, de Alejandro Cortés.

También tuvo su momento de gloria Félix Zapatero, que recogerá el Simón de Honor el próximo viernes. El productor recordó a Labordeta, quien le recomendó que cuando «te empiecen a dar premios por algo no concreto, hazte un chequeo». Y lo hizo: con uno del ayuntamiento le dio un infarto; con el del Festival de Cine de Zaragoza, la hernia, con el de hijo predilecto, la rodilla, «pero espero que esta vez nada», dijo con humor.

Él, que ha trabajado en películas con Splielberg o Terri Gilliam, reconoció que es «más importante ser cabeza de ratón que cola de dragón» y se mostró orgulloso de haber hecho «1641 programas de televisión» y de «haberme rodeado de gente buena».

Además, reconoció que «producir en esta tierra es tener más imaginación que Disney» porque cuesta mucho llevar a buen puerto una película, algo que también puso de manifiesto el presidente de la Academia. Marco hizo hincapié en que la fiesta de ayer era de celebración, «de que nos conozcamos, nos pongamos cara, intercambiemos ideas o nos pongamos a parir, pero no voy a dar muchas ideas que aquí hay cocodrilos», afirmó con humor. Y es que la película de los Simón tendrá su final feliz.