Estaban preparados para lo mejor pero también para lo peor. "Teníamos abiertos todos los abanicos porque no se pierde nunca de vista el fracaso absoluto", explicó ayer su director Alberto Rodríguez pero lo cierto es que La isla mínima triunfó en el festival de San Sebastián (donde logró tres reconocimientos) y ha protagonizado el tercer mejor estreno del año del cine español (900.000 euros de recaudación el primer fin de semana). Rodríguez protagonizó ayer una nueva sesión de La buena estrella en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza en la que estuvo acompañado de los actores Raúl Arévalo y Nerea Barros y del productor de la cinta, José Antonio Félez.

La isla mínima es un thriller rural que sucede en las marismas del Guadalquivir en el que dos detectives incompatibles entre sí tienen que investigar la desaparición de dos niñas. Una historia que transcurre en los años 80: "Fue un periodo muy complejo, denso en el que hay una cierta concomitancia con la actualidad, era una época de crisis, en la que se discutía la territorialidad y había una gran fractura social. Por eso, no tiene ningún sentido que sucediera en otro momento, en los 80 se estaba acabando algo y naciendo una cosa nueva que era la democracia", explicó Alberto Rodríguez, que narró que la película nació de una exposición de fotos de Atín Aya que retrató precisamente las marismas: "Cuando vimos la exposición Álex (el director de fotografía) y yo en su día caímos enamorados del sitio. Como siempre digo, la historia me vino a mí y ya, en ese momento, sabíamos que íbamos a rodar algo aunque no sabíamos el qué".

TRABAJO EN EQUIPO Uno de los dos detectives está protagonizado por Raúl Arévalo quien destacó el trabajo compartido con Javier Gutiérrez (el otro policía y que ganó la Concha de plata a Mejor actor en San Sebastián): "Ha sido un aprendizaje muy bonito. Entramos amigos y hemos salido hermanos y, desde luego, el gran trabajo de Javi no sale porque sí, nada es casual, todo parte de un equilibrio de todo el equipo y el que ha habido entre nosotros, que le ha permitido a él hacer esta maravilla de actuación, además del talento que eso sí que no depende de nada de esto. Con Javi se aprende mucho".

El productor José Antonio Félez destacó las "duras condiciones" del rodaje ya que "todo lo que tiene de maravillosa, lo tiene de difícil. Por el día estábamos a 42 grados pero la noche que rodamos la persecución había dos grados bajo cero. Ha sido muy exigente porque, además, intervienen hasta 42 personajes con papeles muy cortos y eso para Raúl (Arévalo) y Javi (Gutiérrez) también era complicado".

Nerea Barros, que llega por primera vez a las pantallas de los cines aragoneses con esta película, alabó el guion ya que "define superbién los personajes, tanto que me lo leí de un tirón. Habla de un tipo de mujer que en esa época tenían que estar muy contenidas pero eran muy listas y sabían cómo tenían que luchar. Hago un personaje en el que todo está por dentro y va saliendo por cada poro de la piel".

UN SUEÑO QUE NO ACABA Con respecto al éxito que está cosechando la película, el productor fue contundente: "Espero que este sueño dure un poco más", mientras que el director fue más allá para desgranar las claves de la producción aún sin entrar muy en el fondo: "Al final, no es más que una película de suspense en la que seguir la investigación y tratar de ir por delante de los protagonistas y descubrir los misterios".

En ese ambiente hay un personaje que es un periodista de El caso, "un periódico que refleja lo que era el país en el franquismo. De hecho, en aquella época la gente en los pueblos se reunían en corrillo y leían en alto este periódico que reflejaba lo que en el resto apenas era un breve".