"Acercarnos a nuestros orígenes y buscar respuestas a por qué estamos aquí y cómo nos hemos convertido en lo que somos". Estos son los objetivos Atapuerca y la evolución humana , que hoy se inaugura en La Lonja y que permanecerá abierta hasta el 6 de febrero. La muestra incluye la reproducción de un fragmento de un techo de la cueva de Altamira.

Juan Luis Arsuaga, codirector del Equipo de Investigaciones de Atapuerca, presentó ayer esta exposición, acompañado por Rosa Borraz, concejala de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza; y Alex Susanna, director de la Fundación Caixa Catalunya, quien destacó "el valor científico y didáctico" de esta muestra itinerante, que quiere acercar al gran público uno de los yacimientos paleontoantropológicos más importante del mundo.

Arsuaga destacó que esta colección pretende dar a conocer "los tesoros" de la Sierra, tanto desde un punto de vista científico como didáctico. Además, defendió el interés que despierta la prehistoria a la hora de "acercarnos a nosotros mismos y a nuestros orígenes". En este sentido, Atapuerca "hace un recorrido por la historia humana y busca respuestas a por qué estamos aquí".

El comisario asegura que con esta muestra, se pretende "emocionar" y por eso "se busca un ambiente misterioso, con juegos de luces y sombras en esta caverna artificial", en la que se ha convertido la Lonja.

Los yacimientos prehistóricos de la Sierra de Atapuerca (un pequeño cerro situado a 13 kilómetros al este de la ciudad de Burgos) constituyen un cúmulo de testimonios presenciales y modo de vida de la humanidad desde hace un millón de años hasta nuestros días. El yacimiento de la Gran Dolina ha saltado a la fama y ha dado la vuelta al mundo porque en su interior se han encontrado los fósiles humanos más antiguos de Europa, datados aproximadamente en 800.000 años. Cerca de él está la Sima de los Huesos, donde hace 400.000 años se acumularon una treintena de homínidos, formando el mayor yacimiento de fósiles humanos que se ha excavado nunca (más de 3.000).

Muchas son las piezas de interés de esta exposición, pero las estrellas son Bifaz , un hacha de mano bautizada Excalibur y considerado la primera ofrenda funeraria conocida de la humanidad; la reconstrucción de la cabeza del Niño de la Gran dolina, el homo antecessor , actualmente considerado el primer europeo y que fue víctima del primer acto de canibalismo. El cráneo, de 800.000 años, se expone junto a la reconstrucción. Otra de las reconstrucciones es la de la cabeza del Cráneo 5 , correspondiente a un Homo heildelbergensis de hace 400.000 años; que recompone fielmente el flemón causado por una infección bucal (pero también se exhibe el propio cráneo); una pelvis bautizada Elvis , de hace 400.000 años y su comparación con una pelvis humana actual, más pequeña; las reconstrucciones de las cabezas del célebre Niño del Lago Turkana (1,8 millones de años); y del Niño de Taung (la mítica Lucy, con 3,2 millones de años). Y, como novedad, incorpora un fragmento central del Techo policromo de la cueva de Altamira.