La escritora y periodista zaragozana Margarita Barbáchano presenta su última novela El Gran Hotel del Salto, editada por Ediciones B. El acto tendrá lugar hoy, a las 19.30 horas, en el Teatro Principal. Barbáchano estará acompañada por el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, y el editor Ernest Folch. Las actrices María José Moreno, Maite Sequeira y Blanca Bellotas podrán voz a los personajes de esta novela ambientada a finales del siglo XIX en Colombia.

--¿Qué cuenta El Gran Hotel del Salto?

--Es la historia de la trayectoria vital de una mujer jovencita que nace en un pueblo pequeño de la Costa da Morte y que desde pequeña ha crecido fascinada por las cartas de su tío Eliodoro, que está en Colombia y fue un pionero de la migración del siglo XIX. Ahora es el señor de grandes plantaciones de café. Desde adolescente, Violeta, la protagonista, ha avisado a sus padres que cuando sea mayor de edad se irá a Colombia.

--¿Por qué Colombia?

--Uno de mis escritores admirados es Gabriel García Márquez. Él sale en la novela y quería que fuera Colombia por ser la cuna de este gran narrador. Es un homenaje a ambos.

--¿Por qué esa obsesión de la protagonista por el país?

--Por las cartas, y sobre todo, porque el tío Eliodoro cuenta un país con una naturaleza exhuberante de ríos, del Amazonas, de las cordilleras de los Andes... La niña, que es muy espabilada y lee mucho, no quiere acabar como las amigas que conoce, que hacen encaje de bolillos y se van a quedar toda su vida en el pueblo. Violeta Saramago es una joven con carácter, muy independiente y con el corazón muy imprudente, y esa mezcla es muy peligrosa en una mujer, sobre todo en esa época.

--Y en Colombia se da de bruces con la crueldad del poder...

--La experiencia de los cafetales es para ella impresionante. En las cartas de Eliodoro se deja entrever que él quiere que Violeta vaya a Colombia para ayudarle a dirigir su negocio, ya que tiene dos hijos incapaces de llevar las riendas de los cafetales. Es un camino de búsqueda, de iniciación. Uno de los dramas es cuando Violeta Saramago, la protagonista, se enfrenta a una matanza de unos 300 trabajadores de los cafetales y es entonces cuando se da cuenta de que su tío está implicado junto con el ejército y un norteamericano perverso. En ese momento decide abandonar los cafetales e irse a la selva porque ella entra en contacto con los campesinos indígenas. Esas personas hablan siempre de un líder para ellos, Manuel Quintín Lame, y decide unirse a la lucha porque no quiere formar parte de ese mundo de poder y dominio.

--¿Tiene la trama una conexión con la realidad?

--La matanza de los cafetales está inspirada en un hecho real, la Masacre de las Bananeras. En esta novela entretejo dos espacios: la ficción y los hechos históricos, aunque no es una novela histórica. Pasa también con el jefe Yanacona, Quintín Lame, que existió y lo incorporo porque es un homenaje que quiero hacer a los pueblos indígenas que estuvieron muy sometidos, primero por la dominación española y después por los propios colonos que los usaban como esclavos.

--Ediciones B califica El Gran Hotel del Salto como una "landscape novel" pero, ¿qué diferencia esta novela de otras del género?

--Mis seis libros anteriores han sido muy cercanos al mundo y a la sociedad en la que vivo, y tenía esa pulsión de cambiar. Es un libro de viaje, de búsqueda y de paisajes pero tiene un componente social que enriquece la novela. Por mi propia ideología, no puedo escribir solamente de paisajes y de cuestiones románticas. No es mi estilo.

--Sus dos últimas novelas se mueven en el universo femenino, ¿es una decisión consciente?

--No. Es más, no creo que esta novela novela sea femenina. Tiene personajes masculinos muy fuertes que construyen al personaje principal.

--Su anterior trabajo, Mujeres en la edad invisible

--Sí, me ha dado muchas alegrías. Tras ver que el libro se iba vendiendo poco a poco, del boca a boca, me apetecía divertirme. Tengo dos amigas que son actrices y un amigo que es director de escena y les propuse un microteatro con la adaptación de esos relatos. Hemos estado en Barcelona, en Madrid, en Logroño y en Zaragoza.

--Su trabajo como periodista, ¿le ayuda a escribir ficción?

--La ficción es lo contrario al periodismo. En periodismo vas en busca de la verdad y tu imaginación no existe porque te tienes que atener a las fuentes de información. La ficción es desparramarte y dar rienda suelta a la imaginación. El periodismo me ha ayudado para lo que es el oficio de escribir. Ambas cosas componen una buena mezcla.

--¿Y ahora?

--A finales de año la novela se lanza en Colombia. Para mí, dar el salto a Latinoamérica es un reto del que estoy muy contenta. Tampoco soy una escritora de sacar cada año una novela. Cuando siento la pulsión de escribir y cuando tengo la historia es cuando empiezo.