El artista aragonés Angel Orensanz ha transformado la sinagoga que es sede de su fundación para las artes en un Laboratorio Volante de la NASA , en lo que constituye una instalación conceptualmente irónica y visualmente irreverente.

Inspirado por el éxito reciente de la misión a Marte de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) de EEUU, Orensanz ha construido un ecléctico universo de formas, texturas, luces y colores bajo la cúpula de quince metros de alto de la fundación.

"Me sorprendí tanto con lo de Marte que me puse a trabajar inmediatamente", explicó Orensanz, cuya fascinación por el volar y el cosmos suelen inspirar sus esculturas y performances .

"Siempre he hecho esculturas volantes o esculturas que vuelan, que se suspenden y flotan. En esta nueva instalación, todas las ideas del volar han sido aproximadas", señaló.

En la caótica instalación confluyen oleadas de telas agitadas y rollos de papel sobre los que el artista ha dibujado las caligrafías china y japonesa, discos en rotación y árboles secos que parecen renacer de las elevadas columnas que soportan la emblemática sinagoga.

Orensanz no ha desperdiciado ni un milímetro del espacio, que ha llenado con piedras de papel, senderos de plástico rojo, construcciones de madera que evocan la línea de Paul Klee, candelabros de luces navideñas, un maniquí desnudo flotando en el aire, esculturas de hierro tipo tótem y una aglomeración de sillas que bien podría ser "la nave espacial".