Rosario Raro es profesora de escritura creativa en la universidad Jaume I de Castellón. Después del éxito de su primera novela Volver a Canfranc, Rosario presenta La Huella de una Carta, que narra la historia de una madre de familia en busca de los responsables del escándalo de la talidomida, un fármaco administrado en los años 60 a las embarazadas que provocó el nacimiento de bebes con severas malformaciones.

­—¿Por qué una madre de familia como protagonista?

—Me sirvió para mostrar la situación de la mujer durante el franquismo. Las limitaciones de la protagonista de la novela no parten de su carácter, sino de las circunstancias socioeconómicas de principios de la década de los años 60. Una mujer en aquel momento no podía tener cartilla de ahorros propia, ni viajar al extranjero sin permiso de su marido o de su padre… Eso me fue marcando la trama, Si hubiese hecho lo que me daba la gana se hubiese resentido la verosimilitud de la historia.

-El principal tema de su novela es el escándalo de la talidomida.

-Hay cosas que no podemos obviar. Existe una separación entre los hechos que acontecieron con ese fármaco y la repercusión que hubo en los medios. Se llegó a comparar el fenómeno con la nube tóxica de Chernobil. Si con mi novela puedo aportar algo de luz me doy por satisfecha

-Y no solo un poco de luz, un porcentaje de los ingresos de la novela irán a parar a la fundación AVITE de ayuda a los afectados.

-Creí que era lo mejor que podía hacer. Al fin y al cabo estoy contando su historia, aunque no debería ser yo, sino los órganos de gobierno y el laboratorio fabricante. Me parece una vergüenza nacional que las víctimas españolas de la talidomida sean las únicas en toda Europa que no cobran indemnizaciones. El presidente de AVITE, José Riquelme, me contó que cuando el nació lo tuvieron escondido durante tres días debajo de una toalla para que su madre no viese lo que había parido, de algún modo, todos los gobiernos que se han sucedido desde la dictadura han hecho algo parecido con las victimas.

—Para la documentación de su novela leyó las cartas reales del consultorio de Elena Francis.

—Entre las cartas que he podido consultar he leído historias en las que se perpetraban auténticos delitos. Por no mencionar la censura con temas que no eran de grado del régimen, como homosexualidad, aborto, suicidio, abusos de menores, maltrato...

-¿Y las respuestas?

-Encontré cartas en las que Elena Francis poco menos que incitaba a la prostitución a jóvenes que se veían acorraladas por señoritos con dinero. Esto ahora nos resultaría escandaloso. Por desgracia esto ha calado mucho en las mujeres españolas.