Son novelas muy diferentes, pero tienen dos cosas en común. La primera es que sus dos autores están sumergidos en una rueda de entrevistas y promoción interminable que les está haciendo recorrer el país entero. Pero eso es lo que tiene ganar el premio Planeta y ser finalista. Y la segunda cuestión común es que las protagonistas de ambas novelas son mujeres, féminas con historia y que permanecían acalladas hasta que estos dos escritores han decidido volver a darles voz. Ellos son Santiago Posteguillo, autor de Yo, Julia y Ayanta Barilli, madre de Un mar violeta oscuro. Por sus creaciones han conseguido el premio Planeta y ser finalista del mismo, respectivamente.

Yo, Julia cuenta la historia de la emperatriz Julia Domna, esposa de Septimio Severo y «la mujer más poderosa que hubo en Roma», cuenta Posteguillo. Sobre su figura, a pesar de su relevancia histórica, poco se conoce, un hecho que impulsó a este profesor de literatura universitario y autor de otras novelas como la trilogía Africanus para recordar su legado.

«Me encontré una biografía de Julia Domna escrita por Barbara Levick y en la primera línea del libro la autora escribió que no sabía por qué nadie había dedicado ni un libro ni una película a este personaje. Cuando acabé de leer la biografía me pregunté lo mismo. Es un personaje bestial. Hacer la película no estaba en mis manos pero el libro sí, y aquí está», dice con orgullo Posteguillo. «La historia hasta ahora la habíamos escrito los hombres, así que el mayor pecado de Julia fue ser mujer. Pero creó una dinastía imperial, que no es poco», añade.

RETROSPECTIVA FAMILIAR

Por su parte, Asunta Barilli, que ha conseguido convertirse en finalista del Planeta con su primera novela, ha retrocedido con su obra hasta su propio pasado. La estirpe de mujeres que le antecedieron en su familia materna son las protagonistas de Un mar violeta oscuro, un libro que ha permitido a su autora conocer sus orígenes. «Fueron mujeres que vivieron sometidas y silenciadas en el ámbito familiar. Este libro es fruto de una necesidad ciertamente íntima y personal. Para mí ha resultado sanador», admite Barilli.

Sobre el premio ambos se sinceran: ha sido una alegría que bien compensa estas semanas siguientes al fallo en la que no paran de responder a las preguntas de la prensa. «Llevo dos semanas sin pasar por casa y he tenido que dejar temporalmente mi programa en EsRadio, pero estoy muy feliz -explica Barilli-. Es una sensación parecida a cuando uno se encuentra con el amor de su vida».

Él va un poco más allá: «Da un poco de vértigo verse en una lista junto a Vargas Llosa, Ana María Matute o Camilo José Cela. Impone bastante. Pero yo me lo tomo como un estímulo para ser muy responsable y seguir escribiendo de la mejor forma que sé para que de aquí a diez o veinte años la gente diga que mi nombre queda bien en la lista de premiados y no desentone».

Lo cierto es que él mismo se muestra seguro de su trabajo, y cree que el hecho de haber «puesto los puntos sobre las íes «sobre un personaje como Julia Domna, borrado de la historia, puede haber decantado al jurado. Estamos en un tiempo en el que la lucha por la igualdad de géneros está en su momento álgido, lo cual me parece muy bien», dice el escritor.

Y llegó la pregunta. Esa que todo el mundo les hace. El Planeta está dotado con un premio de 601.000 euros y el finalista con 150.250. ¿Qué hará Posteguillo con sus cien millones? Pues antes de responder aclara que la cantidad final no es tal. «El 50% se lo queda Hacienda y para mi agente son otros 60.000», asegura. Eso sí, ni se plantea dejar su plaza en la Universidad Jaume I de Castellón: «Ser profesor me ata a la realidad. Yo sé cuánto cuesta un café con leche. No quiero meterme en una burbuja».