Rfael Navarro considera que la fotografía es "un medio que me permite hablar allá donde no encuentro las palabras". Y ese medio es el que le ha valido el Premio Aragón-Goya --es la primera vez que se otorga a un fotógrafo--, que recogió ayer de manos de la consejera de Cultura del Gobierno de Aragón, Dolores Serrat. Al acto, que se celebró en el Museo de Zaragoza, estuvieron presentes, entre otros, Humberto Vadillo, director general de Cultura; Rosa Plantagenet, vicepresidenta de las Cortes; Joaquín Gimeno, alcalde de Fuendetodos; artistas y su predecesora en el premio, Julia Dorado, que formó parte del jurado. Un jurado que quiso reconocer su "rigor y perfección técnica" propias de "un escrupuloso investigador en constante renovación artística".

El premiado, en un discurso lleno de anécdotas que incluso arrancó alguna risa de los presentes, agradeció el galardón tanto a las autoridades como a la Sociedad Fotográfica de Zaragoza, que le presentó como candidato. Para Rafael Navarro, este reconocimiento representa "una satisfacción importante"; que además tiene "diferentes lecturas". Por un lado, "me enorgullece que me incorporen a la nómina de premiados". Por otro, porque "me alimenta el ego, ese bicho que unas veces está a flor de piel y otras veces más profundo". Para el fotógrafo está bien "alimentar a la fiera" pero no es bueno que "se desate porque luego cuesta meterla en la realidad".

TRAYECTORIA Navarro quiso destacar también otro aspecto; y es que "llevo en esta guerra 40 años" reflejando sentimientos. Explicó que el día tiene 24 horas pero "a mí me faltan las horas que he dedicado a la fotografía porque quería expresar cosas y no podía con los procesos verbales". Ese tiempo invertido ha representado un "precio, que he tenido que robar a las relaciones familiares, a los amigos, al sueño..." y con el tiempo "va creando una sensación de remordimiento". Por eso, este premio "no resuelve el problema pero mitiga la conciencia".

El artista hizo hincapié en que el Aragón-Goya no es un galardón fotográfico sino de artes plásticas. En este sentido, recordó que cuando organizó su primera exposición en una galería de arte contemporáneo se armó un "gran revuelo" que incluso provocó "la indignación de algunos puristas". Esta percepción ha "evolucionado" y el hecho de que el premio lo reciba él "es un avance", que le satisface tanto a "nivel personal" como profesional porque "abre las puertas a que otros accedan a él".

En el plano más íntimo, Navarro recordó que el día que se hizo público el galardón, era el día de su cumpleaños y le sorprendió una llamado de la consejera para felicitarme. "Me dije, cómo ha variado la política, que cercanos son, que llama por mi cumpleaños", dijo entre risas. Después le explicó que era por la concesión del premio. Y justo ayer, tres horas antes de recoger el diploma acreditativo, fue abuelo por octava vez.

La consejera de Cultura, Dolores Serrat, explicó que el Aragón-Goya reconoce la trayectoria de un artista pero también un "legado que queda para futuras generaciones", por eso, señaló que en este caso debe "suponer un "estímulo para que siga utilizando su objetivo" para seguir legando sus fotografías. Y es que, para Serrat, Rafael Navarro es capaz de "convertir un objeto en obra de arte" llena de sensualidad y sensibilidad; o en palabras de Ángel Guinda, recordó la consejera, que definió su obra como "una exaltación del silencio interior".