Ya que en breve puede ser factible cambiar tu género con solo decirlo, ya puestos por qué no poder cambiar también de raza y de religión: poder pasar de ser un blanco caucásico de mediana edad y costumbres judeocristianas a, qué se yo, una adolescente indopakistaní y budista que ansía llegar al nirvana.

Y es el que el tamaño importa, pero la raza también: Small Axe (en Movistar Series y en Amazon Prime Video) es lo último que el realizador (negro) Steven McQueen -el que arrasó en 2013 con 12 años de esclavitud- ha hecho para seguir metiendo su dedo militante en el gran ojo del racismo. Small Axe no es una serie: son cinco historias distintas (tres de ellas basadas en hechos reales en la Inglaterra de finales de los sesenta), donde el nexo común es la problemática de los negros británicos. Pero filmada por un tipo negro nacido en Londres y protagonizada por actores ingleses y negros. Así que todo es muy negro, negrísimo. Un trabajazo (cada historia tiene la duración de una película) en donde McQueen toca todos los palos que te pueden caer si como negro te encuentras en el sitio inapropiado... según los blancos, claro (ya sea éstos un juez altivo que los considera ciudadanos de tercera división, o un policía psicópata y violento que cree que son escoria, o -quizá lo peor- un adolescente rubio con pecas que al verles entrar a la misma clase se sube al pupitre y empieza a imitar a un orangután).

Lo mejor de todo es que McQueen filma todo esto con una profundidad y un estilo que te atrapa: el acento de los actores y actrices, la época, el ritmo, la música (Small Axe es el título de una canción de Bob Marley, el ídolo de la comunidad afrojamaicana que emigró y se instaló en el Londres de los setenta), todo está hecho con el empaque y la fuerza que da conocer el paño, pero sin caer en propagandas o melancolías excesivas. McQueen es un director negro, pero en realidad sus películas están dirigidas para los que no lo somos: ¿cómo reaccionaríamos si nuestra raza fuera un problema para otros? ¿Qué pasaría si en vez de blanco sobre negro, estuviera siempre el negro sobre el blanco? ¿Nos acostumbraríamos, nos quejaríamos, nos amargaríamos, nos radicalizaríamos? ¿Seríamos capaces de no atrincherarnos mentalmente tras sufrir una humillación una semana tras otra? ¿seríamos capaces de no pensar que todos los negros son iguales? ¿Y cómo se evita caer en un victimismo permanente? Small Axe no te da las respuestas, pero te ayuda a buscarlas