EL LADO

FRIO DE LA ALMOHADA

Autor: 1 Belén Gopegui

Editorial: Anagrama

Páginas: 236

A la literatura que encierra dentro una almendra política hay que hincarle el diente con precaución si no queremos recibir gato doctrinal por liebre novelística.Doctrina y novela congenian mal porque mientras la primera presupone una verdad superior e incuestionable, la segunda se mueve entre muchas verdades menores y revocables, que son las nuestras.

Viene esto a cuento porque Belén Gopegui (Madrid, 1963), que desde La escala de los mapas (1992) había manifestado su interés por escudriñar las fisuras del individualismo burgués, se ha ido aproximando, desde La conquista del aire (1998), al territorio pantanoso de la escritura con lastre político para meterse de lleno en él con El lado frío de la almohada. Escrita con la corrección habitual en esta autora, la novela sitúa en el eje de su trama al régimen comunista de Fidel Castro, su acoso y posibilidad de supervivencia, que es a la vez la de una izquierda nostálgica de la realización de la utopía colectivista. La trama adopta el esquema y las maneras (aquí confusas) de la novela de espías (con Graham Greene y John Le Carré al fondo) y envuelve una historia de amor entre la joven agente cubana Laura Bahía y el provecto agregado de la embajada norteamericana en Madrid, Philip Hull, enfrentados por sus misiones en una operación secreta.

Lo menos interesante de la novela es su mensaje político, la pretensión de reflexionar sobre la culpa de una izquierda que ha hecho dejación de auxilio a la única revolución socialista que sigue en marcha. La imagen que se ofrece de la Revolución cubana está cubierta de un rocío a la vez ingenuo y melancólico, como si las conquistas indudables en materia de educación y sanidad paliaran por sí mismas la pérdida de las libertades públicas y la degradación general de la vida ciudadana, fomentada ésta por el bloqueo económico y el turismo depredador.