El actor Hugh Grant ha entrado, definitivamente, en una nueva época de la que ya es una dilatada carrera. Ya no parece querer igualar el encanto de Cary Grant y la comedia romántica tampoco entra en sus próximos planes. Ahora prefiere a los monstruos: por ejemplo, el villano bailarín de Paddington 2 y el (verdadero) miembro del Parlamento británico (Jeremy Thorpe) que trató de arreglar la muerte de su examante gay. Repasan el paso, con un sarcasmo muy inglés, un gran guionista (Russell T. Davies, antiguo showrunner de Doctor Who) y también un gran director (sir Stephen Frears).