La Fundación Santa María de Albarracín abre el año de actividades en una semana clave para reforzar su presencia en el ámbito nacional. Por un lado, el próximo sábado firmará un convenio de colaboración con otra de las fundaciones emblemáticas en el desarrollo del mundo rural a través de la cultura, la Fundación Centro Etnográfico Joaquín Díaz de Urueña (Valladolid); por otro, posiblemente hoy mismo, los grupos políticos de las Cortes, por unanimidad, instarán al Gobierno de Aragón a que tome medidas para subsanar las deficiencias económicas y de funcionamiento de la fundación turolense, lo que para su director, Antonio Jiménez, significa «reconocer el importante papel que juega la fundación como proyecto estratégico en una provincia como Teruel».

Jiménez vive, por todo ello, expectante e ilusionado ante los nuevos retos de la fundación, en los que la financiación es fundamental para desarrollar su labor. «El problema con la financiación surgió el pasado año; hasta entonces recibíamos alrededor de 300.000 euros anuales de ayudas, alimentadas fundamentalmente de los fondos Fite (Fondo de inversiones de Teruel), pero el año pasado entramos en el procedimiento de concurrencias competitivas y, pese a ser la fundación más valorada, la subvención se quedó en la mitad», explica el director de la entidad cultural. De ahí que tras una etapa «de recortes y dificultades», la propuesta unánime de las Cortes signifique «saber que vamos a estar arropados en nuestras actividades y que no se trunque un proyecto ejemplarizante».

EMBLEMAS CULTURALES

Una financiación que, por otro lado, marcará también las posibilidades de intercambio y colaboración con la Fundación Joaquín Díaz de Urueña, cuyo convenio a punto de firmarse supone también un punto de inflexión para la difusión de la labor de Santa María de Albarracín, ya que es abrirse de una forma clara al resto de España a través de otra entidad de renombre nacional. «Lo interesante es que cruzamos lazos con Urueña, otra localidad como lo es Albarracín, y otra fundación como la nuestra que tienen la cultura como complemento para el desarrollo del mundo rural interior; que son emblema de ese mundo aislado de la España vacía», apunta Jiménez.

De ahí que la jornada del viernes se plantee como un auténtico día de fiesta que comenzará, a las 18.30 horas, con la firma del convenio entre ambas instituciones en la ermita de San Juan. En el acto, se presentará el trabajo de la fundación vallisoletana, ubicada en una localidad que constituye una rareza en el mundo rural español, ya que con unos 200 habitantes cuenta con varios museos (el etnográfico de Joaquín Díaz, el museo Luis Delgado de instrumentos del mundo, la sala de exposiciones Mercedes Rueda y el Museo de las Campanas), además de contar con siete librerías, por lo que está incluida en la red de Villas del libro del mundo.

La jornada continuará con la inauguración de la exposición Embajadores del pasado. Los instrumentos de la Música Medieval, con más de 60 piezas procedentes del museo de Luis Delgado, que reproducen fielmente los instrumentos representados en pórticos, capiteles y manuscritos medievales. Por último, el grupo Dolce Rima cerrará los actos con un concierto de música antigua en la iglesia de Santa María.

«El trabajo de ambas fundaciones en nuestras respectivas localidades demuestra que hay algo latente, que las 5.000 personas que pasan por las infraestructuras de la fundación de Albarracín no son solo turistas o que ese turismo llega por el buen hacer cultural», concluye Antonio Jiménez.