Paco de Lucía vuelve a casa. La próxima semana inicia una gira por Estados Unidos y Canadá (30 conciertos en 6 semanas), pero promete que será la última. A partir de marzo, que le busquen en la casa del siglo XV que ha comprado y reconstruido en Toledo, donde ya tiene instalado su cuartel general.

Atrás quedan también los últimos cuatro años que ha pasado semirefugiado entre gira y gira en su casa de la selva de Yucatán. "Echaba de menos la civilización", razona. Entre medias, el día 25 sale a la venta su nuevo disco, Cositas buenas , donde recupera voces inéditas de Camarón. "Ha sido como volver a aquellos tiempos que tanto añoro", señala.

Francisco Sánchez Gómez (Algeciras, Cádiz, 1947) confiesa sentirse cansado. "El día que me levanto y no me duele algo, es que no me lo creo", dice. Su fatiga sólo tiene que ver con el trote que le exigían sus continuas giras mundiales, pero no con sus ansias por seguir rascando en las raíces del flamenco. Esas siguen intactas.

A ritmo de ocho horas diarias de estudio y trabajo ha vivido los dos últimos años en su casa de México. El resultado de esa investigación son las ocho piezas de su nuevo disco, alegre y rítmico como pocos en su discografía: tres bulerías, dos rumbas, un tango, un tiento y una bulería por soleá.

El Paco de Lucía de siempre, pero con los matices que le ha añadido el tiempo. "Uno evoluciona a medida que va tapando agujeros y evita fallos que antes cometía. Sólo trato de ser cada vez más flamenco y seguir avanzando en cuanto a armonía". ¿Y qué es ser más flamenco? "Más flamenco es algo que cuando lo oye un flamenco se tiene que levantar", elude. El guitarrista sólo se pone serio para hablar de Camarón. "Cuando se murió me quedé en la cuneta. El me aportaba la inspiración", dice. La recuperación de su voz en la bulería Que venga el alba , acompañado por Tomatito, le sabe a viaje en el tiempo.