El Palacio de Liria, en Madrid, abrirá sus puertas de manera permanente a partir de septiembre, con visitas de una hora de duración en grupos de veinte personas y previo pago de una entrada por 14 euros.

El edificio, del siglo XVIII, contiene la mayor y más valiosa parte de la herencia cultural de la Casa de Alba. Conocido como «el hermano pequeño del Palacio Real», abrió sus puertas al público en 1975, pero hasta ahora solo se podía visitar los viernes -gratis- en tres pequeños turnos de 15 personas, lo que generaba una lista de espera de años. A partir de septiembre, el público podrá visitar de manera regular una decena de estancias del palacio ubicadas en las plantas primera y baja del edificio.

El itinerario incluirá estancias como la biblioteca, que contiene más de 18.000 volúmenes y donde se exhiben joyas como la Biblia de la Casa de Alba -la primera traducida al castellano-, una colección de cartas de Cristóbal Colón, el último testamento de Fernando El Católico o la primera edición de Don Quijote (1605). También podrán verse parte de la colección de arte de la familia, fruto de seis siglos de coleccionismo y mecenazgo, integrada por cuadros como los retratos de Goya de la Duquesa de Alba y la Marquesa de Lazán, obras de Tiziano, Rubens, Velázquez (La infanta Margarita), Murillo (Juan de Miranda), Zurbarán (Santo Domingo de Guzmán) o El Greco (Cristo en la cruz). La colección de la Casa de Alba se completa con una selección de tapices y artes decorativas, como porcelanas, relojes y mobiliario de distintos estilos y épocas.

El duque de Alba, Carlos Fitz-James Stuart, asegura que este cambio responde a su deseo de «compartir» las obras de la colección familiar con un público «entendido e interesado», así como dar a conocer «los tesoros artísticos» de la Casa de Alba a la sociedad española. «Gracias a nuestra constante labor de conservación, estas obras únicas han llegado hasta nuestros días y ahora quiero ofrecérselas a todos los ciudadanos», añade.