Ni las mascarillas ni los termómetros que dictaban sentencia sobre si se podía entrar al recinto o no han derrotado a las ganas de jugar y, sobre todo, de disfrutar del teatro casi como una forma de derrotar al bicho que ha cambiado la vida de la sociedad en apenas unos meses. Almozandia ha sido hoy la primera compañía aragonesa que ha vuelto a los escenarios (casi metafóricos porque lo ha hecho con un espectáculo al aire libre) en los jardines del Parque Deportivo Ebro donde ha puesto en escena El jardín de las artes, una especie de compendio de varios de sus espectáculos en el que ha habido mucha música y, sobre todo, interacción con la naturaleza. Y es que la compañía aragonesa había estado la semana adecuando el terreno para este reestreno escénico después de que las normas de desescalada ya permitan la vuelta a la actividad... de manera controlada, eso sí.

Tal y como ya habían anunciado, las medidas de seguridad sanitarias se han cumplido a rajatabla. Pero hoy hasta las posibles incomodidades que podían causar entre el público ni han importado. En cuanto la compañía ha comenzado su espectáculo, de repente, el reloj que se había detenido en marzo ha vuelto a correr y lo ha hecho (casi) como si no hubiera pasado nada. Parafraseando aquel libro se podría decir que la felicidad detenida ha perdido todos sus adjetivos y el público familiar, especialmente los niños, cómo no, han vuelto a sentir lo que es una vida que no para y que acumula sensaciones y estímulos unos tras otros.

El reencuentro de Almozandia con el público ha sido un auténtico éxito... pero aún hay más. El jardín de las artes volverá a abrir mañana sábado sus puertas a las 19.30 horas. Las entradas, que se pueden adquirir en Entradium, cuestan 4,5 euros y, además, la compañía también ha habilitado una fila 0 para el que no pueda asistir pero quiera colaborar con la misma.

Almozandia ha sido la primera compañía en retomar una cierta rutina actuando al aire libre, algo que reclaman asociaciones como la Plataforma en defensa de las artes escénicas de Zaragoza empiecen a hacer los ayuntamientos, programar grupos locales en espacios abiertos para todos los públicos.