El primer disco en solitario de Santi Díaz, el 50% de Los Gandules, es un álbum nacido de la pandemia. De hecho, el músico bilbilitano reconoce que si el coronavirus no hubiera irrumpido llevándose todo por delante, El sentido arácnido ni siquiera hubiera echado a andar. «Ojalá no existiera, significaría que nada de esto ha ocurrido», indica. Pero existe. Y menos mal, porque asegura que volver a componer le salvó de «volverse loco»: «A la tercera semana de encierro, tomé tres decisiones que me salvaron: apagar la tele, silenciar los grupos de WhatsApp y ponerme a escribir canciones. Algunos días me metía al estudio a las nueve de la mañana y salía a las doce de la noche sin haber probado bocado, pero feliz».

El resultado son nueve temas bien estructurados que evidencian el gusto del bilbilitano por las bandas de rock de los 80. «No puedo ni quiero evitar esas influencias, están ahí y me salen de dentro. Al final, este es el disco que a mí me gustaría escuchar. Son canciones bonitas sin pretensiones, grabadas con la formación clásica de rock. Nada nuevo bajo el sol. Con un cantante mediocre pero sincero», explica Díaz, que ha lanzado el álbum bajo la denominación Deusted.

Así, sin pretender inventar nada nuevo, ha conseguido un sonido limpio y sincero con una producción que, por encima de todo, da el protagonismo a las canciones. «Me encanta la producción que ha hecho Guille Mata porque es brillante y sobria a la vez. Quería que sonase bonito. Esa era la premisa: que suene bonito. Yo tenía mucha fe en los temas y necesitaba que alguien los hiciera brillar», indica Díaz.

El disco está formado por cinco canciones nacidas en el confinamiento y otras cuatro rescatadas de épocas anteriores. Un lugar tranquilo, por ejemplo, es de Objetos perdidos, el grupo con el que Díaz tocó en los 90, mientras que Recompensarte la escribió «siendo un crío», un tema que ahora ha grabado solo con voz y piano y que sorprendería a cualquier fiel seguidor de Los Gandules.

«Lo de volver a hacer canciones no lo tenía planeado, surgió así. El primer tema del disco que escribí fue Luna y me pareció tan bonito que me animé a seguir. Luego vino El sentido arácnido, que salió del tirón. Al escribirla tuve la sensación de sacármela de dentro, no de crearla», explica el músico de Calatayud, que reconoce que «hacía años» que no escribía una canción propia: «Cuando era un crío me salían como churros. Pensaba que había perdido la capacidad de componer, pero se ve que sólo estaba en standby».

Díaz ha cuidado mucho las letras en su disco, en el que habla de los dos temas que mueven el mundo: el amor «y lo contrario». «La letra, para mí, es el 90% de una canción. Si lo que cuenta te llega dentro, todo lo demás pasa a un segundo plano», asegura.

En Zaragoza, el álbum en formato físico se puede adquirir en la Fnac Plaza de España, mientras que también se puede comprar en la página web www.deusted.com y está disponible en las plataformas digitales.

Preguntado por si después de El sentido arácnido llegarán más discos en solitario, el músico lo tiene claro: «No creo. Necesitaría tener mucho tiempo libre y poco trabajo. Y para eso, haría falta otra pandemia. Y, la verdad, no tengo muchas ganas».

«Hay Gandules para rato»

Los seguidores incondicionales de Los Gandules pueden estar tranquilos. Santi Díaz no tiene ninguna intención de comenzar una trayectoria en paralelo y desatender el dúo cómico-musical que forma junto a Roberto Montañés. De hecho, el bilbilitano ni siquiera prevé presentar El sentido arácnido en directo. «El año pasado deberíamos haber cumplido los mil conciertos, pero nos quedamos a las puertas por culpa del parón. El próximo julio cumpliremos 20 años. Hay Gandules para rato», asevera Díaz. La pandemia también obligó a posponer el nuevo disco del dúo, que acaba de retomarlo hace apenas tres semanas. «Estamos ultimando las canciones y puliendo todos los detalles para entrar al estudio con las cosas muy claras. Queríamos tener el disco para la primavera de 2020, pero hubo que dejarlo por motivos evidentes. Hemos estado meses sin escuchar lo que habíamos hecho y, con algunas cosas, hemos llorado de risa al volver a oírlas. Eso es buena señal. El nuevo disco se intuye hilarante sobremanera y lo queremos tener para el otoño», explica Díaz, que apunta que poco a poco van saliendo más bolos. «Es una parte ínfima de los conciertos que hacíamos hace dos años, pero es señal de que vamos saliendo de ésta».