¿Qué puede pasar si el 83% de los ciudadanos de un país votan en blanco? Que se sepa, ese caso no se ha dado nunca en la vida real, así que resulta difícil suponer cuál sería la reacción del Gobierno de turno bombardeado con papeletas de ese color. En la ficción, José Saramago ha escrito una fábula que especula con la reacción de unos políticos que interpretan esa opción del votante como un ataque a la democracia, una conspiración de origen interno o externo y un uso legal abusivo del derecho al sufragio. Todo ello sancionable y perseguible en aras de la seguridad del Estado.

Esa fábula, Ensayo sobre la lucidez , última novela del premio Nobel portugués, se presentó en Lisboa el 30 de marzo y días después se habían agotado los 100.000 ejemplares de la primera edición. Lectores ávidos, algunos, los paisanos de Saramago, y, otros, críticos feroces que le acusaron de inducir al voto en blanco, hecho que llegaron a calificar de "aberración política". A la espera de que el libro aparezca en otros 50 países, el autor presentó ayer en la modernista casa Macaya de Barcelona las ediciones en castellano (Alfaguara) y catalán (Edicions 62).

LA DEMOCRACIA

La literatura de Saramago (Azinhaga, 1922) --Ensayo sobre la ceguera , Todos los nombres , La caverna , El hombre duplicado , entre otras-- suele ser una reflexión sobre la condición humana y un intento para violentar el conformismo del lector y conducirle hacia la reflexión. Ensayo sobre la lucidez no es una excepción. El autor afirmó ayer que el libro nació de su preocupación por el funcionamiento de la democracia y por la necesidad de expresar, más que un descontento, "una indignación

La novela caricaturiza la reacción de los organismos de un Estado cuando los vecinos de una ciudad sin nombre prescinden de los partidos y votan en blanco. En nombre de la ley y el orden, los políticos incomunican a los ciudadanos, matan, organizan manifestaciones para provocar y buscan al responsable de lo que quieren ver como una conspiración. Cualquier cosa antes que reconocer que, con su voto, el elector ha expresado su hartazgo y disconformidad. "Los políticos prefieren la abstención al voto en blanco --insiste Saramago-- porque la primera permite una excusa individual mientras el segundo implica una crítica que no están dispuestos a asumir". El escritor acepta la posibilidad de que esa opción pueda convertirse en una revolución pacífica y se pregunta cuál sería el presente político de España si los 400.000 ciudadanos que en las últimas elecciones votaron en blanco no lo hubieran hecho.