La llamada literatura de espías siempre ha estado ahí, desde el principio de los tiempos literarios, acompañando a los lectores con mayor o menor número de títulos y mayor o menor fortuna. Dependiendo, por un lado, de que las condiciones reales, la geopolítica, las alianzas internacionales, los conflictos diplomátidos o bélicos inspiren argumentos, novelas o películas. Dependiendo también, claro está, de la cantidad y, sobre todo, de la calidad de los autores que se decidan a apostar, a practicar, a renovar un género netamente popular.

Daniel Silva, autor norteamericano de raíces hispánicas, lo viene haciendo con creciente éxito. En Estados Unidos, sus ránkings son incontestables. Número uno en ventas, es capaz de disputar el trono a John Grisham, James Patterson, Michael Connelly o cualquiera de los superventas de novela negra, quizá el género más próximo al espionaje.

Que tiene, desde luego, sus propias normas, reglas, cánones... Guiños al lector que Daniel Silva conoce perfectamente y pone en práctica en las páginas de La otra Mujer (Harper Collins) su última y muy reciente novela.

En sus capítulos, escritos, más que al modo de Graham Greene o de John Le Carré, que redactaban más lento, con más fronda literaria, al ritmo contemporáneo del thriller, Silva pone en pie una trama que podría perfectamente estar ambientada en los años setenta y ochenta del pasado siglo, en plena orgía de la Guerra Fría.

Sin embargo, Daniel Silva ha preferido traerla al presente de la mano de los nuevos juegos de guerra entre las superpotencias de siempre, algunas de las cuales ocupan distinto lugar en el damero internacional.

Como una Rusia, por ejemplo, en la que no todo ha cambiado. Porque al haber heredado, en sus centrales de espionaje, la tradición de la disciplina comunista, y al estar al frente del Kremlin un ex espía soviético como Vladimir Putin, sus agencias siguen en parte operando a la vieja usanza. De manera que cuando, en la trama de La otra mujer, uno de esos agentes dobles caiga abatido en una calle de Viena, la maquinaria, soviética o rusa, será la misma.

Y también los mismos o parecidos agentes israelíes, aunque lógicamente renovados en su formación tecnológica, con nuevas y sofisticadas armas y venenos con que liquidar a sus contrarios, seguirán dando su tradicional y excelente juego.

En la particular semblanza de los agentes secretos del Mosad, el autor sabrá destilar y poner en pie unos cuantos personajes de los que realmente van a hacer disfrutar al lector.

Seguiremos sus andanzas por media Europa, sus cambios de apariencia, de identidad, y conoceremos de cerca sus misiones y sus vidas familiares, muy condicionadas por sus protocolos de seguridad, a los que nadie, ni sus superiores, ni sus mujeres ni hijos escapan.

Una novela interesante, bien trabada, con atmósferas inquietantes y escrita con pulso, y que, cimentándose y homenajeando el clásico género de la literatura de espías, aporta nuevos elementos para seguir seduciendo lectores.

Título: La otra mujer

Autor: Daniel Silva

Editorial: Harper Collins

Traducción: Victoria Horrillo