Que la industria musical está desesperada no es noticia. Pero sus ocurrencias para equilibrar sus pobres cuentas de resultados cada día sorprenden más por su desparpajo y falta de decoro. El último santo al que las compañías de discos han puesto una vela se llama chill out, la cara más relajante y menos bailable de la música electrónica. El invento, consistente en diseccionar canciones populares y trufarlas de bases digitales de sonoridad envolvente y ritmo lento, parece haberse revelado como un filón que urge ser explotado con prisa. Estas navidades, en las tiendas hay hasta 80 discos diferentes con el apellido chill intercalado en el título.

La fiebre ambient no parece haber respetado géneros ni autores. Desde la ópera a la música celta, pasando por el tango, la rumba, la copla o el reggae, pocos son los estilos que se han librado de la trituradora chill. El heavy metal se resiste, pero no tardará en caer, como han caído el gregoriano, el pop de los años 80 o la canción ligera de los 70, palos todos vampirizados por el ritmo de moda.

UN ESTUPENDO RECLAMO

Toca hacer caja y algunas compañías han descubierto que la etiqueta "en versión chill out" se ha convertido en el mejor reclamo, aun a riesgo de exponer al público a experiencias como la de escuchar "Sevilla tiene un color especial" en plan trip hop (Alma chill out); la versión etérea y nebulosa de Sufre mamón (sí, la de Hombres G), que incluye el doble compacto 80´s chill out , por nombrar algunas.

La compañía Blanco y Negro es la que más claro ha visto el negocio. Suyos son Opera chillout (van por la segunda edición), Movie chill (que incluye 30 deconstrucciones nebulosas de bandas sonoras, como Forrest Gump, La Pantera Rosa o El Exorcista ), Venezia Chill Out (con el subtítulo Las arias, melodías y canciones de Venezia más chill out y lounge ), y su mayor apuesta: Alma chill out.

El primer volumen de este recopilatorio salió en verano. El de navidad incluye relecturas de hits populares como Ni más ni menos, Cántame, Qué cara más bonita , o Háblame del mar marinero . ¿Sorprendidos?

Esto no es nada al lado de las versiones ambient de Cuatro rosas, Lobo hombre en París, Salta o Escuela de calor , que forman parte de 80´s chill out, del sello Metropol Records, sin duda la perla de la colección.

Junto a estos recopilatorios pueden encontrarse inauditas combinaciones sonoras como las que proponen Celtic chill y African chill (del sello británico Union Square Music), Reggae chill out (de Trojan) y Gregorian chill , éste último vendido con el peculiar reclamo: Grandes éxitos del pop-rock en gregoriano .

Mención aparte merecen los numerosos cruces del flamenco y las atmósferas electrónicas densas. Es como la fiebre del remix de los 90, pero bajado de revoluciones.