Un total de seis orejas, que se repartieron entre José Luis Bote, que cortó una en cada uno de sus toros; José María Manzanares, que recibió dos de su primero siendo ovacionado en el que cerró la plaza; y Enrique Ponce, que fue ovacionado en el segundo y cortó las dos orejas del quinto, fueron las concedidas a los matadores actuantes ayer en la primera corrida de toros de la temporada del coso taurino de La Muela. Se lidiaron siete ejemplares, pues el sexto hubo de ser devuelto a los corrales por inválido, de la vacada de los hermanos García Jiménez, muy terciados, con pocos pitones y sin fuerzas, pero que no plantearon ningún problema a sus oponentes. Los mejores fueron los corridos en primero y quinto lugar, siendo este último ovacionado en el arrastre.

José Luis Bote, que lucía un espléndido vestido con dos colores inspirados en el pelaje del gato persa, cuajó una sensacional tarde de toros por la personalidad que imprimió a su actuación. En su primero hizo series de hasta seis y siete muletazos, largos y templados, superiormente rematados con el de pecho.

A su primero lo mató de pinchazo y casi entera. Con su segundo, debido a la flojera del astado, las series resultaron más cortas, pero también llenas de torería. Mató de estocada.

Enrique Ponce, que se mostró mucho más animoso en la lidia de su segundo que en la del primero, cuajó con este ejemplar varias series de circulares engarzados, que fue lo más aplaudido por los espectadores. Falló con la espada, dando lugar a que sonara un aviso. Con el quinto de la tarde, la faena transcurrió al son de la música, resultando los mejores muletazos en la última parte de ésta, con redondos cambiando de mano y citando al natural con la muleta recogida. Mató de pinchazo hondo y caído, dando lugar a que sonara otro aviso.

José María Manzanares, que levantó los mejores piropos de las espectadoras de la plaza, cuajó en su primero una faena con detalles aislados y muchas ventajas para el torero, que fueron jaleadas por los espectadores. Lo mejor fue la estocada, escuchando igualmente un aviso, por el largo metraje de su labor, aunque cortó las dos orejas. Con su segundo realizó una labor que en algunos momentos resultó encimista, con buenos muletazos por el pitón derecho. Escuchó dos avisos y mató de pinchazo hondo y estocada.