No hay rastro de Down and dirty pictures en Dolly´s Books, la mayor librería de Main Street, la artería de Park City donde cada año, entre el 15 y el 25 de enero, la sangre azul de Hollwyood se mezcla con la de futuribles y admiradores del cine realizado fuera de los grandes estudios. No es que la librería haya hecho un boicot a la obra Peter Biskind, antiguo director de Premiere y colaborador de Vanity Fair , que ha lanzado un misil contra "las torres gemelas del cine independiente": Miramax y Sundance. Lo que sucede es que el libro que The New York Times ve "absurdamente entretenido" y que la editorial lanzó muy oportunamente antes de que se iniciara el festival con 75.000 ejemplares, está agotado aquí.

Biskind firma en 544 páginas un nada favorecedor retrato de Harvey Weinstein --al que compara con Mussolini, Nixon y Darth Vader-- y de Robert Redford, ilustrado como un hombre vacilante, indeciso y caprichoso. Y esos retratos, sean o no ciertos, han sido de momento lo más comentado en esta edición del festival Sundance.

Lo escrito, dicho y rumoreado ha sido tanto que hasta el propio Redford ha salido de su habitual segundo plano, al que en el futuro piensa volver, e incluso convertirlo en tercero. El cineasta se ha defendido de las críticas que dicen que no ha cumplido sus objetivos asegurando que precisamente "la diversidad ha hecho esto muy comercial".

De momento, por ejemplo, el largometraje de ficción en concurso mejor valorado es Garden State , una comedia romántica. También está dando que hablar Chrystal , una película "violenta e inquietante".